lunes, 3 de octubre de 2011

1-2 octubre TRENKAKAMES 82km 5.400m desnivel acumulado

¿Dónde está el dolor? ¿en las costillas? ¿en la mente? O en el corazón que lo oculta.

Hay carreras que no pasan desapercibidas, que te llenan, que las sensaciones son más vivas, más intensas, pero esta ha pasado como un halo, han sido casi 15 horas que he intentado vivir rápidamente, ignorando el dolor de mis costillas, saltando y agobiándome de tanta piedra, bebiendo sin cesar por el extremo calor, y intentado correr todo lo corrible.

Antes de que llegase el sábado, ya había hablado con Andreu, mi compi de aventuras de siempre, que intentaría engancharme a él si el dolor de costillas me lo permitía, tenía ganas de liquidar rápido esta carrera, que no brilla por tener unos paisajes espectaculares de los que me quitan el aliento y mi cámara ansia fotografiar, sinó más bien son pequeñas escenas de viñedos, monte bajo y piedra. Pero me apetecía volver por 3er año y hacer un buen entreno de cara al UTSM.

La previsión de meteo era de calor, bastante calor, y ligero descenso de las temperaturas por la noche.

Debido al “incidente” de la última “aventura” había decidido que no usaría los bastones, un poco por “rencor” hacia ellos, y también por no forzar tronco superior y darle margen de descanso a cualquier músculo que estuviese cercano a las costillas, y principal motivo: sé que en esta carrera por características técnicas hay muchos tramos en que los bastones sobran más que se necesitan; ir sin ellos me daría más ligereza y rapidez de movimiento. Aunque eso sí, irían colgando de mi mochila. Aunque es verdad que tuve que llevar unos más pesados porque de los otros, uno “murió” en el “accidente” y el otro esta viudo y tengo que substituirlos, y fue molesto a ratos.

Quedé con Andreu a una hora “fuera de lo normal” para este tipo de carreras, a las 08.00, empezábamos a una hora de dominguero, a las 10.00, lo que provoca que durante la carrera no asocies la luz del día a las sensaciones del cuerpo.

Enseguida llegamos al Vendrell, y genial, nos encontramos con los amigos de siempre y otros compis de aventuras, un placer!! Ritual de siempre, dorsal, comer algo, Buff, atar bien las zapatillas, protectores de espinillas, crema sol… y foto de grupo con los compis del club.
Compis del club! (foto P.R.)

Andreu tenía idea ya de salir trotando, y yo, de intentar seguirle. No sabía cómo reaccionarían mis costillas… (el lunes me había sentido ya bastante bien, así que decidí correr con bastantes buenas sensaciones… y el martes estaba fatal, miércoles y jueves igual… estaba desesperada, un dolor muy molesto, gracias a un par de consejos de varios amigos, el viernes me metía en la cama un poco más aliviada pero el sábado me había levantado con dolor similar…).



A los dos pasos de empezar a correr, el impacto sobre mis costillas me hacía apretar los dientes, sentía incluso presión en la cabeza intentando aguantar el dolor, Andreu me iba preguntado cómo me encontraba y yo le decía que sinó me oía hablar era porque “dolía”… 

Pero a ritmo de trote sin parar llegamos ya al control de la playa de Sant Salvador, buff, qué tentación la playa casi vacía, cielo azul, el paseo tranquilo con gente corriendo sin prisa o en bici, con la bolsa de la playa… interioricé la energía de la escena y llegamos al control, fichamos y enseguida salimos, parecía que la tolerancia al dolor iba mejor…



Nos encaminamos ya de nuevo de cara hacía la montaña, seguíamos sin para a ritmo de trote, pasamos por el karting de cada año...



...y ya rápidamente el camino que nos llevaría al pueblo de Sant Vicenç. El calor era cada vez más fuerte, se presentía un día de altas temperaturas…



Una vez llegamos a la empinada entrada del pueblo, aflojamos y afrontamos el asfalto un poco más tranquilos. Ya en el control, agua, cogimos algo de comer y nos lo fuimos comiendo en el sendero de bajada, empezaba ya la presencia de piedras… 



Ahora llegaban caminos dónde estaría muy presentes, fuimos subiendo y bajando… hasta que entramos en la “Serra Pedragosa”, sería el aperitivo a las piedras que nos esperarían durante toda la carrera, sobretodo en la primera parte.

Volvimos de nuevo a bajar y llegamos a Albiñana, con la intención de cargar agua porque era incesante la hidratación, hacía muchísimo calor y seguíamos a ritmo rápido. Y cuál fue mi sorpresa cuando al hayar la fuente caía un hilo de agua, horrorrrr!!!! Llené medio bidón, Andreu igual y salimos pitando, tocaba subir a Sant Antoni, dónde si esperaba encontrar agua en el control.

Últimos metros para el control de Sant Antoni

Subida no muy larga pero intensa, enseguida arriba, lo mismo, nos hidratamos bien, repostamos, y salimos con fruta y frutos secos en la mano. 

Volvíamos a subir-bajar, aquí fue cuando noté que Andreu aflojaba y no hablaba, lo miré y tenía mala cara… me dijo que se sentía muy flojo, con un poco de mareos y sueño… (pensaba que ya tenía que poner en práctica lo que estoy estudiando sin haberme sacado el título!!!), intentó aguantar un rato hasta que paró, le veía fatal… realmente sabía más o menos de que podía ser lo que tenía pero en ese momento era difícil remediar el nacimiento del problema, pero si quizás engañar al cuerpo. 

Se tomó un gel, un par de chuches, le “eché un poco de bronca” para que de una vez pusiese remedio a ese problema… y seguimos… pero ya tenía claro que en el próximo control se pararía para abandonar sinó se reponía… Siempre que hay alguien a mi alrededor que quiere abandonar intento animarle para que siga pero hay casos, como éste, que creo que la mejor opción es parar.

Y así fue, en el control de Masarbonés, km. 28.5 aprox, decidió parar y yo lo apoyé. Aquí si paré a comer un bocadillo y un apreciado Aquarius fresco, tortilla, y algo de fruta, necesitaba fuerzas. Dejé a Andreu en “buenas manos” y tocaba seguir, me encontraba bien, así que a correr/trotar todo lo posible.


Seguía el calor más que intenso… y la soledad del corredor que ya me es más que cómoda. 
De vez en cuando me cruzaba con los mismos que habíamos salido al mismo ritmo de carrera pero era muy ligero el roce, genial porque las carreras de mucha gente me agobian, prefiero disfrutar la carrera a mi ritmo, sin presión delante ni detrás.



Y fui subiendo y bajando, pasando controles y siguiendo a buen ritmo. No mencionar el dolor de costillas no significa que no existiese, pero intentaba ignorarlo todo lo posible, había momentos que era más molesto que otros, pero supongo que al estar en caliente lo notaba menos, y me era más “vivo” el dolor de tobillo derecho que se resentía en contacto con las innumerables piedras del camino.



Una vez en el control de Mas d’en Bosc (km 36 aprox), empezaba el peor tramo, sabía que sufriría por el tipo de terreno pero era lo que tocaba pasar hasta bajar la Talaia, serían unos 10km aprox de mucha, mucha piedra, de necesitar las manos, para apoyarlas dónde fuese, para cogerte cómo pudieses, y en la última parte para agarrar las cuerdas para bajar… en fin, a lo que tocaba…



Fui haciendo, a ratos más agobiada que otros, saltando de piedra a piedra, forzando el tobillo (ese dolor tan presente hace dos temporadas…), maldiciendo la carrera y las piedras, a ratos observando momentos mágicos de paisaje y luz, cruzándome con algún corredor, cresteando y vigilando evitar un mal apoyo del pie que podría provocar una caída…

Piedras... 

(a veces pienso, cuando ya ha pasado, que hay carreras, momentos, en que estamos tan al límite de hacernos daño, mucho daño… pero en ese momento no lo piensas, no eres consciente de la consecuencias… los malos momentos se olvidan rápido, muy rápido).



Y sorteando todo ello, volvía a coger camino de pista, no me lo creía ni mis pies tampoco, tocaba el control de la iglesia de Sant Miquel, precioso por el escenario, dentro de una cúpula.



Recuerdo que la primera vez que llegué a ese control estaba fatal, por el calvario del camino…

Una vez había comido y repostado agua, tocaba afrontar la subida “mítica” de la prueba, la Talaia del Montmell, dónde a diferencia de otros años, subí rápidamente y sin problemas, con la ayuda de las manos y aprovechando las vistas, unos segundos de luz y paisaje de última hora de la tarde que ofrecen sensaciones muy chulas.

Manos y rocas...





Y ahora sí, crestear algo...


...sube y baja, y baja de nuevo, primero por las insufribles piedras, y por fin, camino!!!!!!

Ahí empecé de nuevo a trotar, y correr, cogiendo velocidad y dejándome ir, qué gusto después de tanto rato reprimida entre piedras.


Aunque increíble, seguía el intenso calor de un día, objetivamente de octubre, subjetivamente de julio.


Ahora de nuevo sube y baja, aprovechando las últimas horas de sol del día, iba todo el rato trotando y aprovechando a recuperar el tiempo que había perdido en las bajadas “horribles”, dónde como siempre me pasa lo mismo, gano mucho tiempo subiendo y en bajadas técnicas lo pierdo, grrrrrrr.

Pasadas las 20.00 la luz fue aminorando muy rápidamente, y seguía eso sí, el calor. Se notaba el cambio de estación por el horario solar, una lástima!! Al poco ya frontal en la cabeza, y el trote más lento para evitar algún tropezón por los tramos de piedras.



Y “xino-xano” llegué a Aiguaviva, qué raro se me hacía, estaba casi vacío, era pronto todavía, otros años estaba lleno de corredores. Las mesas muy bien preparadas así que decidir parar a comer algo “bien” porque tenía hambre… la opción era de pan de payés y butifarra, como la butifarra no es lo mío y no tenían queso, opté por el pan con tomate, olivas, patatas fritas, algo de fruta y alguna galleta, cuando hay hambre todo está 
estupendo. 
Empezaba a enfriarme, así que rápidamente, frontal encendido, y a seguir.

Salí del control con Txell, una compi de las marchas, que no tenía claro si seguir o no y la animé a seguir. Bajé un poco el ritmo, y así durante un rato fui acompañada, fuimos hablando y avanzando a buen ritmo.

Volvía a tocar sube-baja, y seguíamos haciendo, volvían a aparecer más piedras… por dentro me consolaba pensando que nunca sería igual que el Ultra Trail de Tramuntana…

En un tramo de asfalto aproveché para llamar a mis padres para decirles que todo ok y que quedaba poco, pobres, siempre pendientes y sufriendo por mi afán de aventuras, jeje… 

Suerte que ahora ya están más acostumbrados, aunque siempre les sorprendo con nuevas cosas… ;)

Paré a cambiar las pilas del frontal y Txell tiró hasta que nos juntamos de nuevo en Cal Gassó. Comimos algo muy rápido y seguimos.

La temperatura no era nada fría así que seguí de manga corta, y increíble, sin buff en el cuello! Las estrellas se entreveían entre algo de niebla, y la luna, pequeña, en fase creciente, no tenía capacidad de alumbramiento.

En un momento, sendero de piedras, sin saber cómo, tropecé y caí, y corte en la rodilla, pero no pasó de ahí, nada que agua y jabón no solventasen, pero lo “gracioso” fue que a los 5’ le tocó a Txell tropezar y aterrizar como yo… se notaban las horas y el cansancio de las piedras a oscuras…

Y ya de nuevo bajada hasta el penúltimo control antes de la llegada, “el de la caravana”, había comida para el “desayuno” por la hora que se suponía que llegan la mayoría de participantes, para nosotras eran las 23.40 aprox, y decidí premiarme con unas galletas Príncipe, mmmmmmmmmm, y un té, voluntarios simpatiquísimos y a seguir!

Ahora sí, la carrera estaba hecho, apenas 9km, eso sí “muy muy aburridos”.

Pero hablando, compartiendo experiencias fuimos haciendo. Bajamos un poco el ritmo, me encontraba genial pero tenía que ir estirando frecuente porque notaba algo contracturado el glúteo y abductores, intuyo que una mala postura al correr por el dolor de las costillas…

Y ya se veía el Vendrell, el puente, la autopista… aunque costaba llegar, pero 3, 2, 1…. Llegamos! Entramos al pabellón muy contentas!! Una más, que felicidad y habiendo superado el dolor que sentía!!

Después del premio de la meta, el otro grande, la ducha!!! J Y a esperar que llegasen mis compis.

A pesar de las circunstancias de mis costillas, contenta por el resultado! Quedamos muy bien situadas, como no nos podían poner a las dos el mismo tiempo de llegada, le dije a Txell que le pusiesen a ella primera, y en la general, ella 50, yo 51, y la femenina no ha salido todavía. En total éramos casi 300.

De las otras dos ediciones en que había participado, había mejorado la mejor marca en más de una hora.

Bueno ahora a una semana de “descanso relativo”, durante 5 días haciendo las prácticas en montaña del curso que estoy haciendo: ríos, cuevas, helicóptero, orientación, rappel… (TO BE CONTINUED en la próxima crónica… ;) )

2 comentarios:

  1. Felicidades Bea, es impresionante la capacidad de sufrimiento que tienes. Si no te importa enlazo tu crónica en mi blog, estoy siguiendo todas las cronicas de la Trenkakames.
    Saludos!!!

    Mi blog es www.explorantelslimits.info

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  2. Enhorabuena campeona, el nombre de la prueba le queda muy apropiado
    Cuidate esas costillas

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Everest Base Camp (September 2012)