lunes, 6 de febrero de 2023

"Me gustaría competir alguna vez sin ser diabética"

Hace un par de semanas me hicieron en Onda Cero una de esas entrevistas que disfrutas, y notas como el periodista se ha documentado y todo lo que te va mencionando te ayuda a hacer un bonito repaso de momentos increíbles de tu vida, en este caso de mi vida deportiva.

Y como buen periodista, buscó ese titular que destaca por encima de todo como hacemos todos, buscamos entre todas las declaraciones para sacar esas palabras que sobresalen por encima del resto: 

"Me gustaría competir alguna vez sin ser diabética"

Pues sí, es cierto, me encantaría vivir esa sensación por una vez. La diabetes forma parte de mi vida, forma parte de mí, y ya no entiendo ni pienso en una vida sin ella, pero sí que es cierto que sería genial por una vez competir sin diabetes en una carrera de 250 quilómetros por etapas y en autosuficiencia, en algún lugar remoto por el mundo.

Que sería para mí competir sin diabetes? Competir sin tener que cumplir ese excel que retoco cada vez que vuelvo de una carrera y veo que hay algo que merece la pena modficar; competir no teniendo que llevar tantos quilos de más comparado con los otros corredores; competir sin ese dolor de espalda por el peso de la mochila que hay veces que es tan insoportable que tengo que apretarme la mochila en la cintura y quitarme las nansas unos segundos y caminar como pueda; competir sin tener que llevar tanta comida "de por si caso" y medicamentos para usar y de recambio; competir sin tener que vigilar que no se me desenganche del brazo el sensor de monitorización continua; competir sin tener que vigilar que no me quede sin batería en el sensor de diabetes; competir sin tener que estar pendiente de que no se enfríe o se recaliente demasiado la insulina; competir sin tener que estar pendiente de mis niveles de glucemia; competir sin tener que comer o no en función de mis niveles de azúcar; competir con la tranquilidad de no sufrir porqué sabes que cuando llevas algunas etapas acumuladas el riesgo de hipoglucemia nocturna en mi caso aumenta; competir sin tener que despertarme a media noche con la alarma del sensor a comer alguna gominola o cualquier cosa dulce; competir sin tener que estar constantemente haciendo cálculos de cuanta insulina me pongo, qué como, etc; competir sin tener que preocuparme que me estoy comiendo demasiada comida y no me puedo pasar porqué tener que tocar la del día siguiente ya te descuadra los planes y pones en riesgo los días que quedan; competir vigilando los pies y no tener ninguna herida que te pueda provocar una infección; competir sin tener que preocuparte cuando llueve a raudales o hace muchísimo frío y te has de parar a pincharte o sacar algo para comer; competir sin tener que preocuparte que aunque tengas que cruzar por un río con agua por el cuello no pasa nada y no sufrir porqué se mojen los medicamentos; competir con la certeza que en caso de que tengas un problema y vomites, no va a ser un handicap para continuar en carrera; competir sin tener que preocuparte que si te pasa algo quizás no te pueden evacuar a un hospital rápidamente y/o a un hospital en condiciones; competir sin tener que pedirle a mis compañeros de tienda, normalmente de muchos países del mundo, que si suena la alarma a media noche y no la apago, que me despierten porqué igual la hipo no me permite reaccionar... En fin, y necesitaría unas cuantas líneas más para explicar que significaría competir sin diabetes por una vez. Todo ésto va en la mochila de la competición y de mi vida cada vez que me voy a alguna aventura por el mundo.

Y no, no me quejo. Soy muyyy feliz por lo que he hecho, y por lo que sueño por hacer, por haber podido competir en los 5 continentes carreras por etapas y vivir mil aventuras, y al final, la diabetes se ha venido conmigo sin problema. 

(Racing The Planet Patagonia 2017, foto Thiago Diz)



Everest Base Camp (September 2012)