domingo, 10 de septiembre de 2017

1-3 septiembre 2017 Ultra-Trail du Mont-Blanc 166.9km 10.253m desnivel positivo

“Correr en casa”, sería lo más adecuado decir teniendo en cuenta que corro el Ultra-Trail du Mont-Blanc en Chamonix desde 2009, me salté sólo el 2012, porque a parte de que no me tocó, en las mismas fechas de la carrera me iba al Campo Base del Everest. No siempre he hecho la distancia “reina”, he ido probando todas.

Qué bonitos recuerdos cuando llegué en 2009 allí con dos buenos amigos, Andreu y Patrick, para los tres era nuestra primera carrera internacional, íbamos a probar la distancia que en aquel entonces era la más corta, la CCC, dijéramos que es la 2ª parte del UTMB. Aunque ya conocía Chamonix porque había estado dos veces antes haciendo montañas, el ambiente me fascinó, era increíble, y por suerte, mucho menos masificado de lo que es ahora. Disfruté muchísimo, hice buenos amigos, y tenía claro que no sería la última vez que correría allí.

Y de nuevo este año para Chamonix, este año distancia reina, ya la tenía hecha pero correr allí esa carrera siempre hace ilusión y esperas volver a cruzar la línea de meta con la misma ilusión que el primer año.

La meteo no tenía pinta de que se iba a portar bien, algo ya normal aquí para estas fechas. El año pasado tuvimos suerte e hizo un calor increíble para la TDS, incluso demasiado, de pasar sed. Este año de hecho ya se anunció dos cambios de recorrido, no muy importantes, sobretodo el segundo que pensábamos que nos favorecería porque nos evitaba subir “La Tête Aux Vents” e iríamos directamente para “La Flègére”, y realmente no fue así.

Tenía que haber cogido un vuelo de Swiss directo a Ginebra el miércoles noche y la compañía cuatro horas antes canceló el vuelo y me pasó al jueves por la mañana a un vuelo con escala en Zurich, lo que a parte de hacerme perder dinero del transfer, hizo que los planes que tenía se cancelasen ya que tenía que estar el jueves al primera hora de la mañana en Annecy para una visita a la central de Salomon, y acabé llegando el jueves tarde a Chamonix, y menos mal que mi amigo Roque y su família me vinieron a buscar al aeropuerto porque no habían transfers disponibles.

Así que fui directa a recoger el dorsal, genial sin colas! 




Y un paseo por la Feria del corredor para ver amigos y conocidos, y hacer la compra que me gusta de camiseta de la carrera y BUFF, esta vez todo un poco descafeinado por la lluvia.





Y a dormir pronto que al día siguiente por la tarde a las 18h era la salida.

Y genial, porque más o menos dormí bastante, así que buen desayuno, preparar la mochila, y un paseo por Chamonix antes de la comida. Siempre da gusto pasear por sus calles, además que siempre te encuentras amigos. Lo mal es la masificación y ver que cada año hay más  y más gente.






Al final la salida se retrasó a las 18h30’ porque nos recortaban una pequeña subida. Finalmente la carrera quedaba en 166,9km y 10.253m positivos, es decir, casi 4 quilómetros menos y 253m más de desnivel positivo.



Después de una siesta, todo preparado y una hora antes para la salida, madre mía, ya estaba a tope.

Nos quedamos con Roque más o menos al lado de la “Caisse d’Espagne”, y vinos también Christophe. Empezaba a hacer fresco.




La previsión era de noches muy frías (-10 grados), y lluvia, y nieve por encima de 2.000m. Y realmente no se equivocaron…

Y en este momento en la plaza, antes de la salida, miras las caras de los corredores y ves de todo, igual que de indumentaria, los hay que van de tirantes y otros con chaqueta y capucha. En las pantallas de la plaza se ven los corredores élite que van llegando y no hacen cola, mientras el speaker va animando 

Y llega el gran momento, en mi mente sólo el intentar que no me corten en los primeros controles de paso que son muy ajustados y te obligan a llevar un ritmo alto.

Minutos antes pone la mítica canción de la salida, piel de gallina, realmente como decía el speaker somos unos afortunados por estar allí.

3, 2, 1… Salida! Más de 2.500 corredores empiezan a moverse, cuesta trotar, hasta la salida del pueblo que no queda más remedio que ir trotando y coger ritmo que hay que aguantar hasta el primer control, Les Houches. 




Al poco de salir Roque se quedó atrás y Christophe y yo cogimos buen ritmo juntos. Pasamos bien el primer control. El cielo aguantaba pero se notaba que de un momento a otro puede llover.



Ahora tocaba buena subida y constante, me pongo yo delante y Christophe me sigue, me encuentro bien, buenas sensaciones. Iba un poco rápido y para que Christophe me pueda seguir, una vez arriba empieza una temida y larga bajada hasta Saint-Gervais.




Es muy resbaladiza, y sobre todo los años como éste que está mojada todavía es peor, van cayendo gotas pero parece que todavía aguanta. 

Llegamos a Saint-Gervais bien de tiempo, pero intentamos salir lo más rápido posible, ya me puse un cortavientos porque empezaba a refrescar. Próximo control, Les Contamines, fuimos también a buen ritmo, al llegar comimos bien y a seguir que ahora nos venía fuerte subida pero bastante progresiva hasta La Balme. Siempre es una parte preciosa cuando pasas por Notre-Dame de la Gorge y me acuerdo de la primera vez que pasé por aquí en 2008 cuando hice el trekking del Tour del Mont-Blanc.

Al llegar al control y parar se notaba mucho frío, ya nos pusimos algo más de abrigo para arriba. La subida que tocaba ahora es una de las peores de la carrera, la subida a la Croix du Bonhomme.

Intentamos coger buen ritmo sin excedernos en el paso para no pagarlo luego y fuimos haciendo bien, aunque del Col du Bonhomme a la Croix se hizo muy largo, parecía que no llegaba nunca la bajada, que tenía alguna parte complicada hasta Les Chapieux

Intentamos comer bien porque tocaba otras de las míticas subidas, al Col de la Seigne. Se nos hizo también muy larga, parecía que no se veía el final. Hacía mucho frío y todo estaba helado, empezaba a clarear y se empezaban a ver copos de nieve. 

Por fin, llegamos arriba, y muy rápido para abajo, destino Lac Combal. Ésta es una parte preciosa, y al llegar aquí siempre empiezas a ver más cerca Courmayeur.
Intentamos bajar no muy lentos para no ir perdiendo mucho tiempo respecto al corte, una vez en el avituallamiento, ya empezaba a costar comer algo pero comí sin pensar.
Ahora tocaba una subida que se acostumbra a hacer un poco durilla porque ya piensas en Courmayeur pero me puse detrás de Christhophe y fui haciendo hacia la Arète du Mont Favre, como siempre vistas espectaculares del glaciar! Y ya de nuevo bajada hasta Courmayeur, pasando antes por el control de Col Checruit, dónde había un avituallamiento genial, y aunque no teníamos mucho tiempo para parar, pudimos comernos un poco de pasta. Y ya bajada para Courmayeur que no se hizo tan larga como otros años.

Antes de llegar el control ya nos estaban esperando las familias de Roque y Christophe, qué alegría!
Carmen, la mujer de Roque, nos dijo que venía detrás a unos veinte minutos.
Ya en el control de Courmayeur cuando me dieron la bolsa, dijimos de estar con Christophem 20-25’ y al final estuvimos casi 45’, no paré a nada, me faltó incluso tiempo. Cola lavabo, cambio samarreta, cambio lentillas y calcetines, reponer comida, etc. E intentar comer algo!
En cada control se veía gente abandonar, o darse la vuelta para abandonar una vez salidos del control 
Salimos, yo ya empecé a notar que me fallaban las fuerzas, venía esa subida que se hace dura después del parón, y menos mal que no hacía mucha calor.
5 quilómetros de subida hacia el Refugio de Bertone que se hicieron largos y duros.
En Bertone al parar se notaba el frío y que el cielo estaba a punto de empezar a soltar la lluvia prevista.

Y fue en este tramo de Bertone a Bonatti cuando empezó una fuerte lluvia y mis fuerzas empezaban el declive, llegar a Bonatti se hizo duro. 





El viento venía de cara y nos estábamos mojando muchísimo. En el refugio de Bonatti la gente intentaba protegerse como fuese de la lluvia, nos metimos en las escaleras del lavabo, yo me puse pantalones y chaqueta Goretex, Christophe ya lo llevaba. Salimos, sin perder tiempo, porque teníamos que llegar a Arnuva a tiempo y no todo era bajada, tocaba seguir subiendo antes de poder empezar a bajar.




Los sendero estaban llenos de barro y en algún momento costaba avanzar.




Y con bastante esfuerzo ya llegamos a Arnuva a tiempo. La carpa estaba a tope, por el altavoz iban diciendo que arriba de Col Ferret la gente tuviese precaución porque hacía mucho frío y estaba nevando, se respiraba preocupación en las caras de los corredores.
Allí coincidí con mi amigo Pachi que venía de Argentina, le dije que tuviese cuidado que Col Ferret es una zona que por cualquier problema, es difícil la evacuación.
Con Christophe, comimos los que pudimos, a mí me costaba entrar la comida, sólo tenía ganas de sentarme un rato pero era prácticamente imposible.

Ya le dije a Christophe que no lo pensásemos mucho, había que salir. Nos abrigamos bien. Como me alegré durante toda la carrera de haber cogido unos guantes de esquí Goretex por el frío que hacía.
La tienda se movía del viento, fuera había una fuerte tormenta, el staff de la organización iban avisando a los corredores de las duras condiciones.

Salimos, quedamos de ir a un ritmo poco a poco para asegurarnos llegar bien arriba sin un sobreesfuerzo, y fuimos haciendo, empezaba a nevar, la meteo se iba complicando. Me encontraba con bastante malestar de estómago  y agotada pero iba aguantando. 



Llegamos arriba dándonos cuenta que quizás no era tanto como nos habían previsto ya que no había viento de 60km/h, aunque sí mucho frío.




La bajada fue de película, había tanto barro que era como si bajásemos esquiando, hubo un momento que me resbalé y me puse entera de barro, cuerpo, mochila, manos… En fin, no comments jeje…
Suerte que no era una bajada del todo técnica.




Christophe fue tirando y yo me quedé detrás, era una larga bajada y tampoco teníamos mucho margen de tiempo, teníamos que llegar hasta La Fouly, sólo esperaba que hubiesen quitado esa última subida añadida hace unos años que te hacen hacer, una vez en el pueblo, antes de llegar al control.
Fui bajando con cuidado pero todo lo rápido que podía, ya me descalificaron allí hace unos años por 3 minutos, no tenía ganas de volver a vivir esa experiencia en el mismo control.
Finalmente llegué con casi 50’ sobre el corte así que genial, llegué con mucho frio al control. Al entrar vi a Christophe, eran ya las 21.42h y él también tenía la misma sensación que yo de mucho frío.

Allí fue un punto de inflexión donde los 2 nos planteamos si seguir o no por el frío que teníamos y porque nos tocaba subir alto.
Salimos del control pero seguíamos con la duda porque no éramos capaces de entrar en calor.
Pero decidimos seguir hasta el próximo control, Champex (km 123) y allí decidir. Se empezaban a cerrar los ojos así que aproveché un parte de asfalto para cerrar los ojos.

Por suerte, al empezar a subir empezamos a entrar en calor. Con tantas dudas de si seguir o no, nos pasaron bastante corredores.
Esta era una subida larga pero cómoda, más o menos por pista bastante parte.
El control de Champex me gusta por el ambiente, porque es como una etapa más conseguida. Después de que ya teníamos calor e incluso nos habíamos sacado ropa, ya ni nos planteamos se seguir o no, seguiríamos seguro. Llegamos 25’ antes de que cerrasen e intentamos ser rápidos para salir.

Al salir, un poco bajada hasta el control de Plan de l’Au, aquí llegamos con más corredores unos 20 minutos antes del cierre y fue bastante desmotivamente y decepcionante cuando el voluntario que había nos dijo que abandonásemos porque era tarde y no nos daría tiempo a acabar. En este momento que vas tan agotado física y mentalmente, que te digan eso, es como una torta, pero evidentemente no dejamos que nos afectase y tiramos hacia adelante.

Y ya la mítica subida a Bovine, esa subida interminable que ves los frontales arriba del todo, incluso en otra montaña, y parece que nunca llegue al final. Aquí fue donde Christophe y yo nos acabamos separando, me era imposible seguir su ritmo, iba muy lenta, me encontraba fatal, con náuseas y sin fuerzas.
Y poco a poco, paso a paso, fui haciendo. A los lados de la subida veías corredores durmiendo. Cuando pensaba que ya quedaba poco para llegar al control, lo habían movido, estaba mucho mejor porque estaba en un sitio protegido (un establo) a diferencia de la carpa de años anteriores, pero estaba más lejos y buff en este momento cualquier quilómetro es eterno.
Una vez allí, estaba Christophe que ya salía. Y lo mismo, nos decían que el tiempo era justo.
Ara tocaba una larga bajada a Trient, el tiempo era justo pero intenté ir todo lo rápido que podía. Se fue haciendo de día. Fue muy agobiante cuando ya por fin veía Trient de lejos y no llegaba, pista en zigzag de bajada, las piernas no me daban para correr, por lo tanto intentaba caminar lo más rápido posible. Qué agobio…

Y conseguido, llegué a Trient con casi 45’ de margen para poder sentarme y comer algo. Y de nuevo para arriba, esta vez larga subida de Catogne y con mucho cansancio, hasta el control de Les Tseppe y bajada hasta Vallorcine, ya se olía a final de carrera. Entré justa de tiempo, menos mal que con un corredor de fuera me animó y fuimos los dos corriendo para entrar a tiempo.

Aquí de nuevo me senté un momento, tenía náuseas, cansancio, tenía que intentar comer algo para afrontar la última parte de la carrera con garantías de poder acabar. 
Entre los corredores que quedábamos nos mirábamos con cara de agotamiento. Intenté no pensar mucho y salí, la familia del corredor que antes me había animado a correr para entrar los dos juntos, también me ayudaron un momento que paré a coger cosas de la mochila y ponerme crema del sol, parecía que por fin en toda la carrera saldría el sol y empezaba a notarse el calor. 




Empecé a tirar a ritmo lenta, no podía avanzar muy rápido, y un tramo que parecía ser relativamente fácil se complicó y lo mismo, a correr para entrar a tiempo junto con otros corredores.



Como se sufría al ir tan justos de crono, ahora sí, hacía falta poner la mente muy fuerte para el último esfuerzo grande, la última subida. Era un tramo desconocido porque lo había cambiado por la lluvia y lo que creíamos que sería muy bueno, ir directamente a La Flegere sin pasar por la Tête Aux Vents, fue increíblemente duro, mucho más. Primero una subida en zig-zag y sin tregua, que costó horrores, hubo un alpinista con una gran mochila que me dijo: “I give you my strenght”, y me ayudó mentalmente a seguir para adelante además de toda la demás gente que me cruzaba y me animaba pero parecía que no era suficiente para intentar ir más rápido.

Por suerte después de mucha agonía llegó una bajada más o menos fácil, luego una bajada bastante técnica dónde hacen falta las manos y pasé a algunas personas, y cuando crees que ya está todo hecho y te empiezas a emocionar porque ya te ves Finisher, llega el peor momento de la carrera, cuando ves un cartel que pone “La Flègére 1h40’” y en ese momento miras tu reloj, ves que el camino se inclina y te das cuenta que es muy difícil conseguirlo. Varias personas no corredores que me iba cruzando me iban animando pero yo me sentía agotada física y mentalmente.

Veía en mi reloj el tiempo que quedaba y que no sería fácil… De repente noto una persona enganchada a mi espalda, siento su respiración, me giro y era la “escoba”, una mujer muy amable. Eso me acabó de desanimar del todo, me dijo que era difícil llegar pero no imposible. Yo seguí avanzando, traté de no venirme abajo y darlo todo, los minutos pasaban… Hasta que vi la La Flègére, se juntó otra chica como escoba y me empezaron a animar cada vez más, quedaban pocos minutos, me decían que no me rindiese, que apretase, veía corredores delante de mí que iban como yo pero estaban más cerca, me quedaba poco para llegar pero también poco tiempo, lo estaba dando todo, los turistas me animaban, me gritaban, también los voluntarios de la carrera, las escoba, todo el mundo estaba aprentando conmigo, veía que se macababa el tiempo, pasaba más de un minuto y entré en mete empujada por las escobas geniales y me dejaron entrar, qué feliz estaba, lo había conseguido!

Sólo me quedaban 7 quilómetros para bajar a Chamonix y entrar en meta, llegaba el mejor momento.

En la Flègére había más corredores sentados, los voluntarios me atendieron muy amablemente, me dijeron que tenía dos horas para bajar, no me lo pensé, me llené de energía, agradecía todos la ayuda y salí, estaba feliz, lo iba a conseguir, y bajé dándolo todo, para bajar estaba bien, empecé a pasar a corredores.

Fue una gran sorpresa que apareció aquel hombre alpinista que me había apoyado en la subida y empezó a bajar conmigo animándome, fue genial, me sentía bien, fuerte, iba pasando gente. Me caían las lágrimas de emoción, de haberlo conseguido, mientras pensaba en todo la gente que quería y que me había animado desde lejos.

Y el zig-zag hasta Chamonix se hizo un poco largo, pero mucho menos que otras veces y lo clavé con mucha energía mientras iba pasando gente hasta que por fin, pisé el  asfalto de Chamonix. Y ahora sí, llegaba ese gran momento que tanto había esperado, y luchado para estar allí.

Que alegría, el hombre que me había acompañado ya se paró y me dijo que disfrutase mi momento, cuando pude empecé a trotar, la gente gritaba mi nombre, las calles estaban llenas, qué felicidad sentía, estaba a punto de cruzar la meta, lo había dado todo, había luchado hasta el final, era el mejor regalo. 






Qué emoción sentir mi nombre de tantas sitios, ya había cruzado otras veces la línea de meta aquí pero esta quizás era la más emotiva, la más luchada… y 3, 2, 1… Cruzaba la línea de llegada después de 45 horas 41 minutos. Allí estaban grandes amigos! Qué felicidad!!













El vídeo de mi llegada a meta en Chamonix: https://www.youtube.com/watch?v=7W5b41XRoWM&feature=youtu.be 

Ahora sí, a disfrutar de lo conseguido!! :)



Mi seguimiento de la carrera con evolución y vídeos en la web de la organización: http://utmbmontblanc.com/en/live/runner/1896




Everest Base Camp (September 2012)