jueves, 25 de febrero de 2016

14-19 de febrero The Coastal Challenge (Costa Rica) 236km 10.000m positivos 6 etapas

A penas despega el avión siento que siento que una parte de mi corazón se queda aquí.

Ha sido tan increíble, tan intenso, que es difícil expresarlo con palabras. Me apasiona la aventura y ésta ha sido auténtica, sin duda.

Llegaba con la incerteza de saber si era una prueba demasiado exigente para mí, si sería capaz de llegar a los tiempos de corte. A diferencia de otras pruebas que he corrido por el mundo dónde no iba casi ningún corredor español, en esta sabía que habría bastantes.

Con Marc, otro corredor de Barcelona ya coincidí en el avión de ida y pudimos comentar un poco la previa de "The Coastal Challenge", sabíamos que serían 225km aprox 10.000 metros positivos en 6 días pero poco más... Quizás si lo hubiéramos sabido el miedo nos habría hecho acelerar demasiado el corazón.

Vicente García Beneito que quedó segundo hacía dos años me había anticipado algo y me había dado algunos consejos.

Al llegar a San José de Costa Rica el cálido clima ya nos invadió aunque no se sentía calor extremo. Esperando el transfer para el hotel conocimos a otro corredor, Gonzalo Calisto que venía del mundo de los Raids de Aventura y que parecía muy fuerte y bien preparado.

Estábamos cansados, en mi caso y en el de Marc habíamos despegado de Barcelona a las 9.15 del viernes 12 de febrero y aterrizábamos en Costa Rica a las 15.40 del mismo día 12, el cambio horario facilitaba a la ida ganar horas pero el cansancio era el mismo, para mi bioritmo ya eran las 23.00 pasadas.

Después de un corto trayecto en minibus llegábamos al hotel dónde ya vimos a otros corredores como el equipo de Compressport que venían con Miquel Capó, al cual conocí en 2011 en la Isostar Desert Marathon cuando nos escogieron a los dos y a otros dos corredores más para gravar un reportaje previo y posterior a la carrera.

Al llegar allí, habitación, un rato de wifi, ver al equipo andorrano "A simple aid", que venían por una causa solidaria y que estaba formado por mi amigo andorrano Tommy Castellet y dos compañeros más del cuerpo de policías de Andorra.
Y ya a dormir para descansar e intentar paliar las sensaciones del cambio horario.



Al día siguiente nos levantamos pronto, desayuno típico de allí dónde me encontré con Chema Martínez que ya nos conocíamos de correr en Jordania y Antártida, y a ver el centro de Costa Rica con Marc y el equipo andorrano. Fuimos con un guía amigo suyo que nos enseñó las zonas más típicas, y acabamos comiendo “Casado” en el mercado, algo que se ha de hacer sí o sí.

Comiendo "casado"

Al llegar al hotel ya recogimos dorsal, allí conocí a Javi, un español que estaba en la organización, y también estaba Ian Corless del cuál adoro sus fotos y coberturas de carreras via Twitter.

Con Ian Corless, uno de los fotógrafos de la prueba
Preparamos la bolsa y a las 18.30 empezaba el briefing por Rodrigo, alma matter de la prueba, conocimos también a otros miembros del equipo médico y logístico. Nos dieron sobretodo los consejos más importantes, la clave para acabar la carrera era evitar la deshidratación y cuidar los pies.


Actuación después del briefing
En el brifeing con Joan de A simple Aid
En el brifeing con Chema Martínez

Cena rápida y nervios, tocaba madrugar, a las 3.45 debíamos estar listos, ahora sí, empezaba la aventura.




En el hall del hotel concentración de corredores y equipo de TCC, nuestras bolsas empezaron a meterse ya en el camión para trasladarlas al primer campamento. Olivier me presentó a los médicos para que tuvieran presente que tenía diabetes, en ese momento no me imaginaba la importancia que tendrían ellos en mi carrera.



Con Marc antes de salir

Ya en el autocar pasadas las 4.30 se cerraban los ojos, al ir amaneciendo todo se fue animando, comentarios, risas… 

Con los grandes amigos de "A simple aid" (Andorra)
Hicimos una parada previa para estirar piernas y luego pasamos por un lugar dónde se estremeció un poco el estómago, podías ver un grupo de enormes cocodrilos en la orilla de un río….

Ya llegando el autocar se atascó y tuvimos que seguir andando casi 2 quilómetros, al bajar del autocar el calor nos dió una fuerte bofetada, era increíble sentir el calor que hacía. En esos escasos quilómetros por una pista con algo de piedras intentamos “aclimatarnos” rápido y fuimos comentando la jugada con el equipo de Compressport. 

Al llegar a la playa estaba montado el arco de salida, ahora sí que sí. Llenamos agua, últimas fotos y risas, y cuenta atrás, empezaba la aventura!

Antes de la salida! :)


Eran casi las 10.00 y salimos todos corriendo, al poco noté como el calor me invadía y me impedía seguirle el ritmo a Marc y al equipo andorrano, no soy de salir tan rápido y menos en esas condiciones pero tocaba apretar y aguantar hasta que decidí parar a caminar y recomponerme un poco, aguantar con esas malas sensaciones no era muy bueno.

Foto ©iancorless.com

No era la única, vi ya como otros corredores hacían lo mismo, ritmo “caco”, y así lo hice hasta que al poco recuperé las buenas sensaciones y pude seguir trotando, parecía que me iba “aclimatando”. 
Foto ©iancorless.com

De repente me encontré a Marc y a otros corredores metidos en un charco y no dudé a hacer lo mismo, bufff qué gustazooo! Salimos Marc, JoanB. y yo trotando y riendo.


(Gracias José Andres Vargas por la foto! :) )

Y a partir de ahí empecé a encontrarme genial y la etapa se fue haciendo sola, en el momento que entramos ya en “selva” fue impresionante, iba corriendo mirando lado a lado, disfrutando de cada paso, de cada sonido. Iba bajando y subiendo sin importarme nada más. 




Gracias José Andrés Vargas por la foto! :)
De repente me sorprendió porque llegando al último control me encontré con Miquel Capó i Raúl Riudavets, para nada me esperaba ver a Miquel allí, es un gran corredor pero enseguida vi que no estaba bien por un fuerte golpe de calor y por eso todavía no estaba en meta. Ellos salieron del PC3 (Los Campesinos km. 28.5) antes que yo pero al salir tocaba bajada y luego subida y allí los cogí, viendo a Miquel muy mal, pobre, me sabía fatal. Al llegar arriba con Ramón, otro corredor que llevaba detrás, tocaba una técnica y divertida bajada dónde fui disfrutando, tenías que ir muy atento para no fallar en ninguna pisada, ya se veía el río al fondo, y sin darme cuenta, estaba abajo, tocaba cruzar el río y la etapa habría finalizado.


Foto ©iancorless.com
No fue fácil, no era profundo si pasabas por el “lado bueno” pero si muy resbaladizo y opté por ir nadando, y final de etapa, ya en el campamento y buenas sensaciones! Lo malo fue que la bolsa estanca no había funcionado bien y se me mojó el glucómetro y sólo me quedaba el de reserva. Olivier me dijo de meterlo en una bolsa de arroz y así lo hice a ver si se iba la humedad y volvía a funcionar. Hable con Jorge, jefe médico, y me comentó que no me preocupase, en caso de que el glucómetro de emergencia se me estropease buscarían una solución, ellos llevaban otro, menos mal!



Ya en la tienda, que me tocó compartir con Marc, poner a secar material para el día siguiente, ducha, cena y comentar con los otros corredores la experiencia del primer día. En general no había sido un buen día para nadie, Chema me contó que también lo había pasado fatal. Es difícil de repente encontrarte compitiendo en un clima tan extremo para nosotros.

Yo muy feliz!! 1ª etapa

Declas postcarrera: https://youtu.be/CfSBKl4Ayzk

La 2ª etapa, “Taste of the Rainforest” 38km, teníamos ya 1.800 metros positivos y entraríamos ya en pura selva para acabar la etapa en la playa. De nuevo empezando a ritmos rápidos no “aptos” para mí, me costaba mucho empezar rápido pero lo bueno era que al rato llegaban las buenas sensaciones y empezaba a disfrutar. Fue impresionante el momento de entrar en “pura selva”, el sonido, era espectacular. 



Terreno muy técnico, atentos siempre a no tropezar con ninguna raíz y tocaba ser muy hábil superando “obstáculos”, nada era fácil, aquí se notaba cuando Rodrigo nos decía que eran caminos abiertos para nuestro paso. Recuerdo el momento que Marc me enseñó a nuestra derecha una enorme serpiente, nos habían dicho que si no las molestabas y no se sentían amenazadas no había peligro. No sería la única que veríamos, así que era mejor acostumbrarnos a la “convivencia” y no ir con miedo. Había momentos que sentías ruidos de otros animales y como se movían hojas a los lados, segundos que el corazón se aceleraba, o cuando tocaba pasar entre ramas y troncos saltando, mejor mirar dónde tocar y pisar pero sin buscar detalles con la mirada. Yo no me di cuenta pero Marc iba delante y se giró y me dijo “Bea pasa”, en ese momento sabía que era por algo no muy bueno…. Al pasar el tronco me dijo que debajo había una enorme serpiente, Diosssssssssss…. Por suerte, quedó en una anécdota que luego nos reíamos.



Las subidas a pesar de encontrarnos bien se hacían muy duras pero no menos que las bajadas, había tramos de pendientes muy pronunciadas dónde daba las gracias de tener los palos para no sobrecargar. El calor te iba desgastando y el consumo de líquido y sales era obligatorio, intentaba tener presente que cada hora tocaba una pastilla de sal.



En los momentos dónde el cansancio por momentos te afectaba físicamente pero sobretodo mentalmente, al llegar a un avituallamiento y sentir el cariño de voluntarios y la atención del equipo médico, te recargaban las pilas.

Fue una etapa dónde nos fuimos haciendo goma con Marc hasta que en el tramo de la playa nos íbamos turnando quien marcaba el ritmo. Era espectacular correr por una playa así, precioso, lo bueno que no te hundías del todo y no costaba mucho avanzar, lo malo como siempre era el calor que pegaba fuerte. 


Foto Covadonga Cué (gràciess!)

Cuando ya vimos en el fondo las banderas de la organización sabíamos que nos llevábamos otra etapa con muy buenas sensaciones, Marc no estaba tan contento pero poco a poco se fue animando y entramos juntos corriendo a meta, y ahora sí, a disfrutar de la tarde y del campamento! Yo volvía a estar feliz!


Foto Covadonga Cué

Fue genial acabar y meterte en el Pacífico a disfrutar del mar, un regalazo, como también lo fue el atardecer y la puesta de sol, es a lo que yo le llamo “pequeños grandes momentos”.






Me supo fatal llegar al campamento y encontrarnos con Tommy, del equipo andorrano y buen amigo, que había tenido que abandonar por las malas sensaciones que arrastraba del día anterior por el golpe de calor.

Por suerte me encontraba genial, el glucómetro funcionaba y los pies con alguna molesta pero bien! Y con la ilusión y ganas para el día siguiente que sería una etapa dura, quilómetros y quilómetros de agua.




(Declas postcarrera de la 2a etapa: https://www.youtube.com/watch?v=VyHyJwaLnu0)


3ª etapa “Feel the Coastal acid”, 44.6km y 1.788m positivos. Tocaba envolver bien el glucómetro porque empezaba la etapa de río. Aquí pude avanzar rápido respecto a los otros corredores e ir pasando corredores ya que es un terreno familiar y me muevo bastante bien. Lo malo fue el sufrimiento al pensar que el glucómetro se podía mojar, ya que hubo varios pasos dónde no tocabas al suelo, y tocaba nadar. No era momento de pensar si en el agua habría “algo”, sino simplemente avanzar sin pensar pero a paso seguro. 




Fue genial el momento de pasar por las cataratas Nauyaca, era un lugar precioso dónde valía la pena parar, bañarse y hacernos unas fotos. Allí estaba de nuevo Jorge para chequear que estuviéramos bien.






El resto de la etapa también combinado con duros caminos de selva, abriéndote paso, agonizando por la humedad, y apretando las piernas tanto para subir como para bajar.




En el quilómetro 32 aprox, había un control dónde llegué exhausta de el calor y el ritmo de bajada, el médico, Jorge, me preguntó si estaba bien, le dije que sí pero en el fondo sabía que estaba fundida, eso sí, con muchas ganas de seguir. Suerte como cada día y cada checkpoint que les voluntarios te regalaban cariño y atención, y el equipo médico siempre estaba atento de nuestra salud, son horas de correr solo y necesitas apoyo moral para recargar energía.

Lo bueno de ese punto de la carrera era que a partir de ahí ya cogías la playa, era un placer, por un rato caminar en plano sin haber de estar pendiente del suelo, así que me hidraté bien, comí como siempre la buena fruta de los avituallamientos y hacía adelante. 
Volvía a ser una playa paradisíaca...





Puse buen ritmo y a avanzar pero sin correr, necesitaba coger un poco de aire y descansar, y fue justo acabando la playa cuando las dos corredoras americanas me avanzaron, pero ellas pararon al final de la playa a remojarse dónde estaba Rodrigo y dos personas más de la organización y yo en cambio seguí sin pensar, volvía a tocar subir por un tramo de selva, las piernas estaban cansadas pero la ilusión “mueve montañas” así que cargando pilas llegué arriba, de nuevo bajada por sendero hasta que llegué a la carretera, estaba Javi con otra persona del staff y me dijeron que tocaba 4km de carretera y unos 400 metros hacía la derecha y encontraría el camping. Buff se me hacía una montaña ahora ponerme a correr por la carretera con los coches, las piernas estaban agotadas, pero no había más, así que a correr, buen ritmo, y llegué al campamento agotada pero muy feliz!




Hoy ya tocaba ir a visitar al podólogo después de la ducha, sobretodo me dolía mucho un dedo pero tampoco se veía ampolla, pero por la diabetes era mejor revisar por si me tenía que tomar medicamento.

Y disfrutar de nuevo de una puesta de sol de ensueño para cargar pilas :)




La etapa de mañana, la 4ª, “Revenge of the Borucas”, 35km 2.054m positivos, tenía menos quilómetros que las dos anteriores pero no por ello sería fácil, incluía la bajada más técnica de toda la carrera.




De nuevo mezcla de senderos y dura pero preciosa selva, parecía que ya nos habíamos acostumbrado al increíble sonido de la selva. Las subidas se hacían duras, la humedad, el terreno técnico, no se podía pensar mucho…





En esta etapa fue quizás la más dura psicológicamente porque había muchas subidas de mucha pendiente, en pista, no se acababan nunca, y el calor era demoledor. Estuve haciendo goma con Jordi Solé, nos mirábamos y no hacía falta decir nada más, estábamos ya exhaustos, cuando parecía que ya estaba, te volvías a encontrar otra, y otra más…
Fue al final de una de ellas dónde estaba Jorge, me preguntó como estaba, casi no podía ni sonreir del cansancio, le dije que bien, ya notaba que el nivel de glicemia  empezaba a descender, me tomé un gel pero sabía que me haría falta más al poco rato por lo que nos quedaba.
Al final de una subida, como un oasis en un desierto, habían dos chicos con una furgoneta, y nos dieron agua helada, fue un tesoro!

Y por fin, parecía que llegaba la bajada, cogí buen ritmo pero fue ahí dónde faltaba alguna cinta que me perdí, llegaron Jordi, otro corredor más y la chica americana, Amy Gordon, y costó pero al poco encontramos el camino, y ahora sí, empezaba la bajada más dura de la prueba bajo un calor increíble.

Fue de locos, íbamos Jordi, Diego, otro corredor y yo, uno detrás de otro, bajando a muy buen ritmo fijando cada pie y deseando que no fallasen para evitar algún susto. Las piernas estaban muy cansadas y las fuerzas ya no eran las mismas que el primer día, pero son momentos de “todo o nada”, bajar sin pensar y sin perder el ritmo.

Había algún momento cómico cuando Diego se ponía a chillar y Jordi y yo nos mirábamos y reíamos. Hubo un momento dónde me tuve que descolgar un poco del grupo, necesitaba un “chute” de geles, notaba que las piernas fallaban, eran los niveles de azúcar que descendían rápido. Y ya de nuevo para abajo y atrapé a Diego que bajo de fuerzas intentaba evitar con dificultad las resbaladas. Caímos en una trampa todos y nos comimos un cordón de hierro y pinchos que nos hizo frenar a parte de la correspondiente herida.
Se hizo larga y dura, pero poco a poco se fue suavizando la dificultad y la pendiente, y parecía que se acababa.
El día anterior nos habían avisado que en esta bajada los corredores se suelen quedar sin agua y nos aconsejaron salir con más. Tuve suerte que en ningún momento noté que me faltase, es agónica esa sensación y nada recomendable para el rendimiento.

Con la ayuda de los palos llegué a bajo ya sin dificultad y con las piernas agotadas pero “más o menos” aptar para seguir trotando algo. De repente asfalto, estábamos en medio de una población rodeados de personas y coches que vivían su día normal y nosotros pasábamos por su lado como “extraterrestres”, con un dorsal, magullados, sucios y con cara de acabar un día de guerra. Era muy reconfortante la amabilidad de las personas, ver como salían a la calle a ofrecerte un trozo de sandía.

Cuando ya casi sin fuerzas entré un puente (versión minúscula del puente de San Francisco) y vi a Javi sabía que se acababa la agonía, la etapa llegaba a su fin pero no, Javi me dijo que todavía faltaban 400 metros más, así que cerré los ojos, apreté piernas y le dije a mi mente que no parase ahora, a veces una distancia así es eterna… 


(Gracias Javi por la foto! :) )

Pero llegué y tal como crucé la meta, me tiré al suelo rendida, disfrutando de ese descanso… Cuando llegaron algunos corredores más nos agruparon y nos llevaron en minibús hasta el campamento. En el minibús me senté con Jordi Solé de Compressport y aprovechamos para comentar la etapa con risas y animándonos con experiencias anteriores y planes deportivos de futuro.

Ya en el campamento, el protocolo diario de ducha, lavar la ropa, poner a secar todo el material para mañana, podólogo, comer algo, y unas risas e intercambio de experiencias hasta la hora de la cena.



Luego estuvimos haciendo unas grabaciones con el equipo de Media de TCC y fue divertido.

El campamento estaba genial como cada día, esta noche tocaba un camping muy bonito.
No me lo creía cuando me dijeron que iba 3ª en clasificación femenina, no soy de podios ni espíritu competitivo pero saber que lo tenía tan cerca era una gran noticia.

Y al día siguiente tocaba la etapa más larga, “Mist and Mangroves”, 52km 1.822m de desnivel positivo. Rodrigo comentó en el briefing que era una etapa rápida lo cual animaba bastante aunque las fuerzas ya no eran las mismas. Ya costaba físicamente y mentalmente. Las rozaduras de inglés dolían muchísimo, los pies ya estaban tocados, adductores con sobrecarga, las piernas llenas de enganchadas y la mente intentando digerir todo. Era curioso porque al llegar al campamento mirabas las tiendas, las caras de los corredores, y sin decirnos nada ya sabíamos que pensábamos. Con Diego, corredor de México, recuerdo de mirarnos y reírnos, recordando duros momentos y decir “No hace falta decir nada más” jeje… Sabía muy mal también ver llegar tarde a los últimos corredores cuando ya la luz de sol se iba. Y una gran admiración para el equipo Tragaluz de Barcelona que hacían la categoría Adventure sin experiencia previa, unos campeones luchando cada día!

Y empezaba la 5ª etapa, nos juntamos Ramón de Barcelona, Diego de México y yo, el calor apretaba, las piernas estaban ya cansadas. Sin decirnos nada acompasamos el ritmo, caminando en subidas y trotando en bajadas, y hoy ya los llanos casi imposible correr, tocaba caminar. El primer control estaba en el km 16 y no sé cómo me fui quedando muy rápido sin agua y veía que se acabaría antes de llegar y empecé a agobiarme por la necesidad de agua, fueron momentos de mucha agonía, lo pasé fatal. El hambre se puede superar pero la sed en esa situación era muy dura. En el momento que vi un pequeño riachuelo me tiré a beber, me daba igual si estaba limpia o no, necesitaba beber y beber. Llegamos los tres al checkpoint, Sabalo, allí estaban Javi y Jorge, yo me encontraba fatal, muy agotada y con malas sensaciones, seguimos avanzando hasta el siguiente checkpoint los tres juntos pero yo empecé a notar que no estaba bien, me sentía vacía, sin fuerzas pero mi mente quería tirar, no sé si por la presión de intentar mantener esa 3ª posición que veía que ya perdía cuando vi a la 4ª corredora pasarme o por la simple necesidad de acabar cuanto antes mejor.

A partir del segundo checkpoint, la Florida, km. 23,9, empezamos a separarnos. Yo fui tirando un poco más para ver si me remontaba a pesar de no encontrarme nada bien. Era una etapa dónde predominaba la pista y era aquí dónde las corredoras americanas 4ª y 5ª que me perseguían se desenvolvían muy bien, los días anteriores había visto que técnicamente eran muy malas y era muy fácil adelantarlas pero en terreno pistero avanzaban muy rápido.

Seguía encontrándome fundida, vacía de fuerzas, no entendía que tenía, simplemente no podía ni correr, me pesaban las piernas. El control de diabetes era correcto, con lo cual ese no era el problema.

Decidí que se había acabado competir, tocaba abandonar la persecución y ponerme como objetivo acabar. Decidí aflojar e ir avanzando como pudiese, y así lo hice.

Al rato me alcanzó Diego y fuimos compartiendo quilómetros. En una bajada se volvió a quedar un poco atrás y yo seguí hasta que llegó una dura subida, sendero, calor, agotamiento, íbamos exhaustos, la primera subida de la carrera que me iba parando porque me sentía incapaz de subir. Y después de una larga subida tocaba una bajada que pensábamos que sería corta y fácil y al contrario, se hizo eterna, larga, dura… Era técnica y los reflejos ya no daban para más y las piernas se arrastraban. Pasé a algunos corredores de la categoría Adventure que iban pobres muy cansados. La agónica bajada parecía que se acababa y tocaba entrar en la playa pero antes, costeamos bastante rato por un sendero paralelo de palmeras y arena, dónde no era fácil avanzar, se hizo eterno. Al salir a la playa a pesar del calor parecía que la energía aumentaba y podía avanzar un poco más rápido. La arena empezó a hacerse más blanda y de nuevo costaba avanzar y evitar que el agua de las olas te mojase, pero ya daba igual ir con arena en las zapatillas, o con sal en la piel, todo valía. Lo que golpeaba y mucho la mente era ver que el GPS marcaba más quilómetros de lo que tocaba y no veías el control.




Fue entonces cuando a lo lejos ya vi la bandera roja de la prueba y respiración me alegró el paso. En ese momento tocaba que la organización nos cruzase con una barca un brazo que desembocaba en el mar. Esperamos un par de minutos y la barca llegó para pasarnos a mí y a otros corredor inglés.






Foto Covadonga Cué

En el control estaban Oliver y Cova, y el equipo de Media. No podía ni hablar, me encontraba fatal, era incapaz ni de mostrar una sonrisa de agradecimiento por los ánimos que me estaban dando. 


Muchas gracias José Andres Vargas por la foto! :)

El agua para rellenar estaba caliente y todavía me sentó peor al estómago. Me dijeron que me sentase 5 minutos a descansar y seguir con algún corredor pero necesitaba acabar ya, así que sin dudar decidí seguir, Cova me acompaño unos metros sin decirme nada pero diciéndome todo con la mirada (mil gracias!).
Tocaba subida de nuevo, utilicé los palos al máximo, en cada paso me apoyaba a descansar. Se hizo eterna, dura, pero fui haciendo lo más rápido que podía, el calor no disminuía y la humedad te agotaba más todavía. Intentaba no olvidarme de tomar las pastillas de sales.

Finalmente parecía que llegaba la bajada pero no la esperada, sino fue mucho más larga, aunque al empezar el asfalto eso me permitió desconectar un rato mentalmente y avanzar con la mente más en blanco. Había momentos de la carrera que no veías cintas y el corazón te palpitaba hasta que por fin encontrabas la siguiente y ya podías volver a respirar tranquilamente, era una sensación compartida con otros corredores durante toda la carrera.




De nuevo el GPS no cuadraba con el roadbook y cuando tendría que haber llegado ya, parecía que todavía faltaba por llegar.

Sabía que no me podía rendir, no quedaba nada, se me caía alguna lágrima al pensar que todo lo ganado esos días en esta etapa se había perdido, pero daba igual en el fondo, si llegaba ya estaría, tendría casi la carrera acabada… Y de repente pisé la playa, ahora sí, un par de quilómetros de playa y se habría acabado.

Las sensaciones eran malas, tenía ganas de vomitar y cansancio muy fuerte, pero se acabó, llegué a meta. Y tal como entré llamé a Javi, necesitaba ver al médico, no tenía ganas de celebrar nada, sólo de estirarme y entender que tenía, porque me encontraba tan mal. Estaba Jorge que me atendió, tensión y pulso bien, me recomendó ducha, beber y comer, y sino comía tocaba inyección o suero.

Javi me acompaño a meterme bajo la ducha tal como iba, y estuve descansando un rato luego, no tenía ganas de nada. Ni apetito. Esa  noche ni cené casi nada, esperaba al día siguiente tener más hambre.

Muchos corredores me comentaron lo mismo, la que parecía que iba a ser la etapa más larga pero más fácil se hizo larga y pesada. En mi caso, agónica.

Tan sólo quedaba una etapa, eran 23km 584m de desnivel positivo que corríamos las dos categorías igual, y también voluntarios y demás personal, en principio era para hacer fotos, disfrutar… Iba 4ª chica pero ya no importaba, tan sólo quería salir a disfrutar y pasármelo bien la última bien como las cuatro primeras, disfrutar de algo tan increíble que estaba a punto de acabar. Saborear al máximo esos últimos 23 quilómetros.
Ismael, Joan… Veías que todos estábamos cansados y la etapa “corta” no la afrontábamos con facilidad, yo sólo esperaba tener hambre por la mañana y poder salir con fuerzas.
Lo bueno que no tendríamos que recoger bolsa porque pasaríamos la noche en el mismo camping, en el Parque Nacional de Corcovado. Según el National Geographic "el lugar más intenso del mundo, biológicamente hablando y se estima que ningún lugar en el mundo (que posea una extensión similiar) albergue una mayor diversidad biológica", era espectacular!  

Normalmente no levantábamos cada etapa sobre 3.30 porque salíamos a las 05.00, este último día salíamos a las 06.00 pero supongo que la euforia nos hizo despertar casi a la misma hora que cada día. Me levanté con muchas ganas, con fuerza y lo más importante, con hambre, pude desayunar bien. Ya todo eran bromas, caras de alegría, aunque también algunas de dolor, pero ya se acababa, para mi quizás eso sí que me producía dolor, saber que esta gran aventura llegaba a su fin, es por eso que quería disfrutar cada quilómetro de esa última etapa.

Aunque Rodrigo en el briefing dijo que era una etapa para disfrutar las gente igualmente salió fuerte y a darlo todo. Yo salía con ganas de encontrarme bien y adaptar el ritmo a mis sensaciones.




Tocaba etapa de río dónde volví a disfrutar y sentirme hábil, y llegamos de nuevo a una bonita cascada pasando un tramo técnico dónde estaba Jorge y recuerdo que me dijo “Hoy a disfrutar”, me reí, tenía razón aunque el “chip” de la competición se apaga a medias. Veía que la 3ª corredora no hacía más que intentar alcanzarme, a mi ya no me preocupaba, prefería ir mirando a los lados y sacar la cámara en algún momento, sería la última oportunidad (por ahora) de ver aquellos paisajes. Tocaba luego un tramo de sube-baja bajo un increíble calor, la “serpiente” de corredores se había estirado y ya podías moverte con más comodidad. En este momento me alcanzó Marc y estuvimos un rato juntos, luego él se escapó, era plano y yo no estaba para ponerme a rodar fuerte, preferí seguir más suave.

Fui haciendo, hablando con algunos corredores, las sensaciones eran buenas aunque sabía que no estaba del todo bien, tenía bastante dolor de barriga. Pero contenta seguía avanzando y mirando mi Suunto, ya se iban acabando los quilómetros de la etapa. Después de unas bajadas de fuerte pendiente y luchar por llegar por fin a la playa, llegué al avituallamiento con una sed increíble de agua, el Gatorade que nos daban ya no entraba, sólo tenía ganas de agua,y como siempre nos atendieron muy amablemente los voluntarios, era el último checkpoint de la prueba, “próxima parada”, meta.

Ahora tan solo quedaban casi 10 quilómetros de costear por increíbles playas y preciosos senderos, pasamos preciosas calas, tramos técnicos, tramos “turísticos”, dónde nos miraban sorprendidos, nos hacían fotos y nos animaban. El calor seguía apretando pero bajo la vegetación te sentías algo protegido.

De nuevo iba con Marc hasta que yo cogí un ritmo un poco más fuerte supongo que motivada por la ilusión y él se quedó más atrás. Poco a poco se iba cavando, sentías el final, la ilusión corría por las venas, lo había conseguido, pensaba en mi familia, mis amigos… Toda esa gente que te apoyo desde la distancia. Y también repasaba mentalmente todo lo vivido esos días, era tanto… Y la gente con la que lo había compartida, seguramente momentos y personas que no olvidaré jamás.

Y sin darme cuenta entraba en la última playa, y al fondo vi la meta, y llena de energía me puse a correr, con buenas sensaciones, llena de ilusión. 








Es una sensación tan increíble que no se puede explicar lo que sientes al cruzar la meta, llegaba ese gran momento, ese final de aventura. Sentía las miradas, los gritos y 3, 2, 1…. Cruzaba la meta, era Finisher de THE COASTAL CHALLENGE!!! Allí estaban Rodrigo, Javi, Cova, Olivier, Jorge… Y el resto de corredores que ya habían llegado, qué gran momento!




68 corredores salidos en la categoría larga (Expedición), de los cuales 25 mujeres. Llegamos a meta 47, de ellos 15 mujeres. 5a mujer (la 4a a 7 minutos) y 22 de la general, FELIZ!

Ahora baño en la playa, y gran mañana de snorkel en Isla Caño buscando “tiburones”, y ya lo que quedaban eran momentos de risas y de compartir todo lo vivido.










A la mañana siguiente, tocaba ese momento que todos sabemos que no nos gusta, recoger, cerrar la bolsa, cerrar la “mochila de la vida”, guardando todos esos recuerdos, esas emociones, esas fotos que perduraran en la memoria, se acababa la aventura, y la tristeza sin querer te llegaba de dentro. Quería poner el “STOP” y que ese momento durase más…





Con Jorge, uno de los jefes médicos (Jorge, mil gracias por todo! :)
Te debo una parte de mi medalla, nos vemos en otra aventura!)
El "matrimonio" de la tienda de al lado! ;)
Genial Voro y Eusebio por todo lo compartido! :)

Diego, por todos los kms y duros momentos compartidos,
y las risas posteapa! ;)

Con Chema Martínez, el mejor podio español! ;) `
Ya los fumos en "The Last Desert Antarctica" noviembre'14,
ahora tocaba Costa Rica ;)

Ahora tocaba casi 2 horas de barco y 2horas de autocar y de nuevo en San José de Costa Rica a disfrutar de las últimas horas en ese gran país.



Con Marc, mi compi de tienda y kms en el barco de vuelta! 
Acababa seguramente la aventura más increíble que he vivido jamás. He tenido la gran suerte de correr en preciosos lugares del mundo como Antártida o el desierto de Atacama, pero esta carrera era sin duda la aventura más auténtica. Mil gracias a todas las personas con la que lo hemos compartido, los voluntarios y equipo médico por cuidarnos tanto, y a los que desde la distancia me habéis enviado mucha fuerza. Aquí se queda un trocito de mi corazón, por todos esos momentos  y experiencias vividas, entre la selva y las personas que he conocido, PURA VIDA!



Mil gracias tambén a Salomon, Suunto, Lurbel, Salice y a mi club Intempèrie por apoyarme hace años en mis aventuras por el mundo! :)

Everest Base Camp (September 2012)