La Transgrancanaria era una prueba que hace 8 años cuando
empezaba a surfear por el mundo del Ultratrail estaba en mi calendario soñado y
siempre me ha ido coincidiendo con algo y la he ido posponiendo pero este año ya
decidí que marzo quedaba bloqueado para esta carrera, ya tenía todo cerrado
pero en la última prueba el tibial volvió a resentirse, la tendinitis volvió a
reaparecer, y las últimas 4 semanas previas a la Transgrancanaria han sido
íntegras de recuperación viendo que me costaba mucho recuperar, una lesión que
en principio no era grave se alargaba más de lo previsto, así que en este punto
quiero dar miles de gracias a todo el equipo de fisios y médicos que me han
ayudado durante estas semanas a un proceso de recuperación de calidad y rápido.
Así que me iba a la Transgrancanaria consciente que quizás
era un error porque podría recaer de nuevo y teniendo en cuenta que me podía
jugar la temporada. Así que era una ilusión extraña, porque no podría salir a
darlo todo. Me tenía que poder la cabeza al corazón en el momento que me
empezasen las molestias para poder parar a tiempo. Así lo hice, decidí que
saldría sin correr y por sensaciones.
Una de las cosas que más ilusión me hacía era ver a mi amiga
Elena con quién compartí el trekking del Campo Base del Everest, fue una
experiencia muy intensa y era genial volver a vernos!
La previsión de meteo era de calor, viento de calima y nada
de lluvia.
Tanto en el avión como a la hora de recoger el dorsal el jueves
en Expomeloneras y asistir al briefing, muchas caras amigas del mundillo, qué
ganas tenía de ponerme la mochila y las zapatillas y salir a darlo todo, 30
horas por delante.
Recogiendo el dorsal |
La bolsa que estaría en el control de Garañón |
Briefing |
El mismo viernes por la mañana cuando me levanté en Las
Palmas aproveché para relajar el tibial con el agua el mar, sentía molestias,
por un lado estaba genial pero por otro lado estaba un poco chafada al ver que
caminando por la playa ya me molestaba. Allí el ambiente era de auténtico
verano, la gente ya en biquini tomando el sol, aunque el aire era fresco. La
fuerza del mar y los colores me recordaban a Transvulcania.
Llegaba el momento, en la salida en Agaete un gran ambiente
con Elena y todos los amigos de las
Palmas animándome, yo estaba concentrada en
mi pie, en escucharlo. Depa al micro amenizando la salida como speaker,
iba cantando los nombres de los corredores élite uno a uno y realmente se
habían juntado un buen grupo. Media hora
antes nos empezaron a dejar pasar a la zona de control de dorsal y salida,
justo allí me crucé con mi gran amigo Quim de TRAIL y con Robert de Ultraesports. Ya dentro del
cajón de salida, pocos minutos para salir, el viento era frío, tenía ganas de
empezar para entrar en calor, intentaba concentrarme, estirar, pensar, visualizar,
desear… A mi lado veía caras de ilusión, de nervios, de risas, de
concentración, cada uno a punto de vivir su propia aventura.
3, 2, 1… Salida!! Empezaba la Transgrancanaria 2015, por
delante 126km y 8.500m positivos y caminos nuevos por conocer.
Aunque prometí no correr, este primer tramo me vi obligada a
trotar para no perder el ritmo de la salida pero cuando el camino empezó a
coger ya mucha pendiente decidí parar y coger buen ritmo caminando. Empezaba
una larga subida, de nuevo me vino a la mente Transvulcania, me recordaba a la
1ª parte. Poco a poco el camino volvió convertirse en un sendero y en algún
momento me vi obligada de nuevo a trotar para no entorpecer el paso de los
corredores que venían detrás. Aunque la subida no fue fácil llegué al 1er
avituallamiento bien, Tamadaba, km 9.8, con muy buenas sensaciones, y lo mejor,
el tibial sólo alguna molestia pero a penas lo notaba. Ahora un poco más de
subida y sabía que venía una bajada técnica como nos habían comentado en el
briefing.
Vi que la gente empezaba bajando muy a lo loco hasta que de
cara venían dos personas de la organización con un corredor en brazos que se
había torcido un tobillo, y de repente el ritmo bajó y la gente empezó a bajar
de manera más calmada.
Cuando empezó un buen camino para trotar me contuve y dije
que no, tenía que aguantar caminando porque lo pagaría después. Y llegué al
final de la bajada genial, ya estaba en el 2º avituallamiento, Tirma, km 18.9 y
de hecho no me habían sacado mucho tiempo los corredores que llevaba delante
trotando.
Y de nuevo tocaba subida, pero los corredores estaban ya
bastante situados así que no había presión, me encontraba genial así que a
subir, luego un poco de bajada, y de
nuevo un poco de subida y aquí ya iba amaneciendo, la temperatura era buena,
con chaleco y manguitos a ratos subidos y a ratos bajados se estaba bien. Y sin
darme cuenta, km 33,4, Artenara, 3r avituallamiento, aquí estaban Sheila y
Adrián esperándome, qué ilusión! Llevaban toda la noche dando vueltas, les
agradecí todo el ánimo y el apoyo por estar allí.
Comí algo rápido y salí. De nuevo veía corredores
abandonando, quizás cuando te conoces el camino y sabes lo que queda cuesta más
tirar hacia adelante.
Ahora empezaba el día, cambio de chip. Aunque no lo
mencione, mi tibial seguía genial, yo pendiente de él pero parecía que no hacía
falta. Iba estirando cada cierto rato, con la zapatilla atada muy floja.
Ahora de nuevo sube-baja y luego bajada hasta Fontanales.
Ahora de nuevo sube-baja y luego bajada hasta Fontanales.
Toda esta parte era muy
similar, montañas con casas blancas entrecruzadas.
El día se levantaba caluroso pero a la vez con neblina por
la calima ya anunciada. Esta parte era relativamente fácil pero se hizo larga.
Después de pasar los controles de Fontanales km 42.8 y Valleseco km 50.3,
llegué hasta Teror, 56,4 dónde había buen ambiente y me esperaban todo el grupo
de amigos, qué ilusión!!! Como carga las pilas, tenía poco rato así que me comí
un poco de pasta que me trajeron que me iba genial para llenar depósitos.
Y de nuevo para arriba, y genial, estaba feliz al ver que el
tibial estaba respondiendo bien. Venía una subida dura, así que era cuestión de
tomárselo con calma, hacía mucho bochorno y se notaba, aunque el viento que
soplaba a ratos iba muy bien.
Llegué al control de Talayón, km 62.8, y partir de aquí
llegó un parte dura, dónde tuve que darme mucha prisa para llegar a tiempo al
control de Tejeda, km 71, todos los que íbamos más o menos en el mismo grupo
tuvimos que apretar en la parte final. Aquí me dijo la persona del control que
quizás no me daría tiempo de subir el Roque Nublo y llegar al control de
Garañón, por un momento me desanimé y pensé si quizás sería mejor dejarlo al
ver que tanta gente abandonaba de nuevo
pero rápidamente olvidé esta idea y de nuevo me animé para seguir adelante.
Y aún saliendo justa del control, y subiendo poco a poco porque me dio un bajón de sueño, llegué sobre las 18.00 arriba, era una zona muy bonita, impresionante, lástima que con los nervios del reloj sólo pude hacer una foto.
Y ahora a bajar muyyy rápido, una última subida agonizante y llegué justa, pero llegué a Garañón de nuevo con los ánimos de Sheila y Adrián. Y fue el mismo escenario que en el UTMB, cuando llegas a Courmayeur, fichas, y cuando se hace la hora, te echan del pabellón, y si quieres comer algo lo has de sacar fuera. Gracias a Sheila y Adrian que me cogieron algo, me senté a fuera, empecé un poco a tiritar porque era una zona de bosque cerrada y me dio frío pero pude comer algo mientas ellos me cambiaban las pilas en el frontal para dejarlo preparado porque en breve tendría que volver a sacarlo. De nuevo las personas del avituallamiento me comentaron que era justo para seguir para adelante por el control horario pero no les hice ni caso, realmente me sorprende que en lugar de animar a los corredores les quiten las pocas fuerzas que les quedan.
Y aún saliendo justa del control, y subiendo poco a poco porque me dio un bajón de sueño, llegué sobre las 18.00 arriba, era una zona muy bonita, impresionante, lástima que con los nervios del reloj sólo pude hacer una foto.
Y ahora a bajar muyyy rápido, una última subida agonizante y llegué justa, pero llegué a Garañón de nuevo con los ánimos de Sheila y Adrián. Y fue el mismo escenario que en el UTMB, cuando llegas a Courmayeur, fichas, y cuando se hace la hora, te echan del pabellón, y si quieres comer algo lo has de sacar fuera. Gracias a Sheila y Adrian que me cogieron algo, me senté a fuera, empecé un poco a tiritar porque era una zona de bosque cerrada y me dio frío pero pude comer algo mientas ellos me cambiaban las pilas en el frontal para dejarlo preparado porque en breve tendría que volver a sacarlo. De nuevo las personas del avituallamiento me comentaron que era justo para seguir para adelante por el control horario pero no les hice ni caso, realmente me sorprende que en lugar de animar a los corredores les quiten las pocas fuerzas que les quedan.
Sí, estaba cansada pero más mental que físico por el hecho
de tener que estar tan pendiente de los controles de cierre. Volvía a ver gente que tiraba la toalla y
abandonaba, pero no, no soy de esas personas que se rinden, cada vez tenía más
ganas de seguir para adelante pensando sobre todo que el tibial de momento
estaba genial. Yo empezaba a notar bastante el cansancio porque estaba a punto
de empezar la 2ª noche sin dormir…
Antes de salir del control me dijo un hombre que venía una
bajada fácil y no fue así, al contrario, fue más una tortura, se hizo muy
pesada, me recordaba al Ultra de Mallorca, piedras y más piedras, sobresalidas,
imposible avanzar rápido.
Llegué de nuevo a Tunte km 94.5 por los pelos, y rápido para
el siguiente, km 108,6. El sueño empezaba a invadirme. Los ojos se cerraban y
yo era incapaz de evitarlo. Al haber salido tan rápido del control no tomé ni
Coca Cola ni café, y el sueño era realmente intenso, no me dejaba avanzar. La
parte más o menos “fácil” pasó y llegó una parte que me habían avisado muy técnica,
caminos de tartera, aquí me desperté rápidamente, sobre todo al ver que era
peligroso y mirar el reloj y ver que el tiempo se iba consumiendo como un reloj
de arena, había un gran tapón, tenía gente delante de mí que no avanzaban,
estaban aterrorizados por la bajada, y no había por dónde pasar, qué nervios. A
lo lejos se veía la luz del control pero quedaba mucho todavía. Fue casi una
hora agónica de espera, de nervios, de piedras, de resbalones, en la última
bajada que apenas quedaban unos minutos para cerrar en control sentí la voz de
Sheila y me di cuenta que estaba muy cerca ya, y llegué por 3 minutos al
cierre, buffffffff de nuevo superada!
Y ahora venía una subida y una bajada larga y fácil dónde
sino corría casi imposible llegar a tiempo, tenía 1h30 para casi 11km y sin
correr, 2 noches sin dormir, el cansancio de piernas y el sueño agónico, podría
intentarlo pero lo veía complicado. Todos los corredores empezaron a correr, me
moría de ganas de seguirlos pero no me podía jugar el tibial ahora en la última
parte de la carrera, así que caminando lo más rápido que podía intenté llegar
pero no lo conseguí, cuando vi que el reloj marcaba las 3.30 y todavía me
quedaba rato me hundí bastante, dejé incluso de darme prisa y fui avanzando
poco a poco porque veía que no tenía nada que hacer, la carrera estaba acabada.
Llegué al control, Machadora, km 119,5, con poco más de 30’
de retraso, allí estaban Sheila y Adrián para animarme y decirme que no pasaba
nada. La persona de la organización me dijo que podría seguir bajo mi
responsabilidad, ya me sabía el reglamento y sobre todo ese punto porque yo también
lo había implantado en carrera como juez. Me preguntó si era mi 1ª carrera, no
tenía ganas ni de contestar… Estaba tan desanimada, enfadada… que dije que no quería
seguir pero lo volví a pensar y acepté.
Quedaban poco más de 6 quilómetros. Empecé
a bajar rápido porque ahora sí tenía ya ganas que acabase, pero bajé el ritmo y
me uní a una pareja de franceses que habíamos estado haciendo goma toda la
carrera, prefería ir más lenta pero acompañada. Lo que peor me supo es que si
me no me hubiesen cortado en ese control a las 5 estoy segura que habría entrado
en meta porque a ritmo muy a poco a poco llegamos a la playa a las 5.20, así
que de sobras habría entrado en meta a tiempo, pero bueno, los reglamentos son
para cumplirlos. Me dieron como detalle el chaleco de Finisher en la llegada,
dónde de nuevo estaban Sheila y Adrián, Elena y los padres de Sheila para darme
la bienvenido y animarme.
En ese momento, después de 30horas, tenía una sensación
rara, más de tristeza que de felicidad pero ahora, ya en frío, estoy muy
contenta de haberla acabado aunque fuese fuera de tiempo porque hubieron muchos
abandonos, y sobretodo que el tibial está genial para afrontar las carreras
objetivos del año! :)
Y sí, volveré a Transgrancanaria otro año a por la medalla de
Finisher!
Mil gracias a los amigos de Las Palmas por todo el apoyo, os
portasteis genial! También de nuevo a
los médicos y fisios que habéis estado estas 4 semanas ayudándome en mi
recuperación día a día, y como no, a los que no corréis a mi lado pero estáis
ahí siempre apoyándome en la distancia, GRACIAS!