2368,
dorsal del UTMB
23/6/81,
fecha de mi nacimiento
Desde
siempre las conexiones numéricas me traen buenas vibraciones, quizás de aquí el
hecho que lleve tatuados dos números.
Evidentemente
no podía pensar que por esta casualidad iba a hacer una carrerón pero si al
menos retroalimentar la ilusión que tenía porque todo fuese genial y pudiera
cruzar aquella meta.
Este
año pude organizarme para llegar a Chamonix un día antes que el año pasado y
tener así margen de descansar más, ver amigos, disfrutar del ambiente… aunque
es cierto que allí siempre me falta tiempo, vas por la calle y vas viendo
amigos de cualquier parte del mundo, de los
mejores encuentros este año ha sido ver a Pachi y a su mujer, corrí con
él el año pasado en el desierto de Atacama compartiendo jaima durante una
semana, y compartir jaima significa compartir muchas experiencias, emociones,
momentos de risas y momentos de agotamiento, de bajones, de dolor, de alegría…
Son esos recuerdos que quedan para todo la vida, por ello el hecho de cruzármelo
allí y saber que nos volveríamos a ver en Antártida en noviembre fue genial!
También me crucé a Mirko, periodista deportivo de Soul Running (Italia) que nos conocimos
haciendo un reportaje en Monti Sibillini (Italia), y muchas otras personas que
ha sido genial ver por esas calles que siento tan familiares. En el Salón del
UTMB también estaban el gran Ángel de Transvulcania que tan bien me trataron
este año, o mi gran colega Carlos Ultrarun, mi gestor 4deserts en España.
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Salón del UTMB |
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Con Ángel de TRANSVULCANIA |
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Con los amigos de Naturtime (UT Montsant y UT Costa Dauarda) |
Como
siempre el ritual de coger el dorsal aporta una buena dosis de adrenalina
cuando te ponen la pulsera que sabes que ya es la “sentencia” que estarás en
esa línea de salida en unas horas… y como todo evoluciona y mejora, y el UTMB es un referente en la gestión y organización de carreras de montaña, este año
el control de material innovaba dando a cada corredor una lista de material
obligatorio de 4 ítems aleatorios para cada corredor que tenías que depositar
en una bandeja como las de los aeropuertos y pasar el control, vi gente que no
lo pasaban así que no era un control de hacer por hacer, sino que realmente se
preocupaban de hacerlo pensando siempre en la seguridad del corredor.
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Cola para recoger el dorsal |
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Control de materrial Me pidieron chaqueta impermeable, malla larga, manta térmica y móvil |
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Salón de recogida del dorsal |
Por
horarios de carrera, tuvimos la posibilidad de ver la línea de llegada tanto de
la TDS como de la OCC (este año era la 1ª edición de esta distancia), y era un
placer ver caras conocidas en los podios de ambas carreras.
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Jordi Gamito, 5o de la TDS |
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Marc Pinsach, 3º de la OCC |
De la
primera vez que vine a esta prueba a ahora, el ambiente todavía ha crecido más
exponencialmente.
El jueves
en el café de Salomon Spain, Nerea, Iker y Tófol exponían sus experiencias y
previsiones, Nerea ya había corrido la TDS y había finalizado en 3ª posición después de una carrera
gestionada de forma muy inteligente, Tófol se enfrentaba a su 1ª carrera de más
de 12horas y para Iker era una experiencia más en su gran CV deportivo.
Y ahora sí,
llegaba el viernes, el día amanecía gris, el Mont-Blanc apenas se veía, la
previsión era del lluvia alterna al mediodía, y a partir de la tarde y hasta la
noche tormenta pero luego ya despejaba, y poco se equivocaron…
La salida
era a las 17.30 y una hora antes ya
salíamos del apartamento para coger un buen sitio e intentar salir lo más
adelante posible, y así fue.
De camino
para la línea de salida el cielo estaba gris, y el sol apenas podía hacer acto
de presencia.
Nervios,
emoción, ganas de empezar, respeto a la 2ª noche… muchas cosas me pasaban por
la mente… Nos colocamos bastante bien para la salida, empezó a chispear, a
llover un poco… había corredores que ya se ponían el Goretex, yo de momento
esperaba porque tenía calor y me coloqué una especie de capelina “de usar y
tirar”, parecía que remetía y los corredores se desprendían del Goretex de
nuevo…
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Con Esteve, uno de los amigos del grupo que salíamos |
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Ya colocados en la salida |
...pero 10minutos antes de la salida, empezó la lluvia de verdad y parecía
que incrementaba igual que nuestros nervios, y sí, llegó el momento de escuchar
la canción, de cerrar los ojos y vivir ese gran momento, de sentir la emoción,
la mirada de tus amigos alrededor… Trois, deux, un… Go!!
Y ahora sí,
bajo la lluvia y con los gritos de la gente, empezaba la UTMB, por delante
46horas para conseguirlo… La idea era salir lo más rápido posible sin prisa
pero sin pausa, sin forzar pero ir a buen ritmo para evitar lo del año pasado,
ir con el tiempo justo de paso, yo quería disfrutar, quería mirar el Suunto sin
agobiarme.
Y
cómodamente llegamos a Les Houches, 1er avituallamiento, km 7.9 mucho mejor que
el año pasado
Y empezaba
la subida a Le Délevret, y a partir de aquí fue cuando vi que podía tirar más
que el grupo así que empecé a trotar hasta que en una subida vi que estaba
Julián, también del grupo e iba a seguir tirando pero me comentó de ir juntos y
como sabía que también estaba fuerte y tiraba, nos juntamos y fuimos haciendo.
Seguía lloviendo y ya antes de llegar arriba noté algo de frío y me puse el Goretex.
Ya
imaginaba como estaría la bajada hacía Saint-Gervais, y así fue, un barrizal,
ibas viendo resbalones, caídas… Fuimos precavidos pero a buen ritmo, pisando
hierba para evitar piedras mojadas y ya antes de llegar abajo nos tuvimos que
poner el frontal, pisamos el asfalto de Saint-Gervais, km 21, trotando sin dar
tregua, avituallamiento rapidísimo y seguimos tirando, tenía muy buenas
sensaciones.
Ahora
tocaban 10km de subida hacia les Contamines, y lo mismo, fuimos haciendo a buen
ritmo, parecía que la lluvia paraba pero no del todo…
5 minutos
antes de las 23.00 entrábamos en el control de Les Contamines, km 30.7,
cerraban a las 23.30, con lo cual ya íbamos mucho mejor que el año pasado pero
tampoco podíamos dormirnos.
Ahora
seguíamos subiendo un trozo muy bonito hasta Notre Dame de La Gorge, esta parte
es una de las que más me recuerda mi primera vez en Chamonix cuando hice el
Tour del Mont-Blanc, me emociono al pensarlo de lo “inexperta” e “inocente” que
era en aquel momento en este mundo, todo me era increíble, llevaba un año ya en
la ultradistancia y pisar Chamonix en el 2008 para mí fue un descubrimiento, un
enamoramiento a 1ª vista que hoy todavía persiste.
Volviendo a
la carrera…
La fogata y
el ambiente de La Balme increíble como cada año, y ahora sí, a subir hacía el
control de La Balme. Ya no llovía, parecía que íbamos a tener una noche más o
menos tranquila.
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Con Julián |
Íbamos con
muy buenas sensaciones, pasando corredores y llegamos a La Balme, km 38.8, a
las 00.42, aprovechamos para hidratar, sopa caliente y algo de comer que
entraba todo bien.
Y
rápidamente a seguir. Ahora sí, 1ª subida “importante”, hacia el Refuge de la
Croix du Bonhomme, a 2.439metros. Esta subida la he hecho anteriormente de día,
de noche, con sol, con lluvia, con mucha nieve… Este año tocaba de noche y con
“buena temperatura”. Se hizo un poco larga pero buenas sensaciones, y una vez
arriba (km 44.2), a bajar lo más rápido posible intentando no abusar para no
machacar las piernas demasiado porque quedaban muchas horas.
Notaba que
los pies seguían muy húmedos y llenos de barro, esperaba no tener ninguna
ampolla.
Llegamos
abajo al control de Les Chapieux, km 49.4, a las 3.36 y cerraban a las 4.45,
con lo cuál ya habíamos ganado bastante tiempo de colchón para cualquier
imprevisto.
Ahora sí,
la mítica subida al Col de la Seigne, esta subida me recordaba a mi amigo Chema
de Sevilla que un año le dio una pájara aquí. Igual que antes, fuimos subiendo
sin darlo todo pero a buen ritmo y llegamos arriba, 2.502m a las 06.10, sin
agonizar aunque se notaba que ya había algo de cansancio. Y ahora sí, a
disfrutar de la bajada a Lac Combal mientras amanecía, esta parte es increíble
y la cogimos en el mejor momento, difícilmente pueda transmitir con palabras la
gran belleza de esas imágenes, sino que quedan guardadas en la retina
(#petitsgransmoments).
Y llegamos
al control de Lac Combal, km 64,1, a las 07.01. Aquí momento de “desayuno
rápido”, este control me recuerda a Esteve, un amigo que el año pasado nos
cruzamos en este control y nada más mirarnos nos dimos cuenta de lo mal que lo
estábamos pasando en ese momento, yo recuerdo sentirme fatal, agotada
físicamente y sobretodo mentalmente, a diferencia de este año que estaba
pletórica.
En este
control fue cuando nos cruzamos con un amigo de Julián, Xavi, que nos preguntó
si podía unirse a nosotros y así fue, salimos de allí llaneando hasta coger el
camino de subida de nuevo hacia la Arête du Mont-Favre, esta subida suele
costar bastante porque ya tienes la mente en Courmayeur, aquí noté que aflojé
un poco el ritmo y a seguir subiendo de nuevo hasta 2.417metros, ya arriba
disfruté de las increíbles vistas y
genial cruzarme con Toni, amigo catalán que nos conocimos corriendo en el
desierto de Atacama y que me ayudo muchísimo.
Ahora de
nuevo bajada hacia Col Checrouit, allí un avituallamiento rápido pero aproveché
para ir al lavabo y al salir Julián y Xavi se habían ido y fui bajando a mi
ritmo, esta bajada también cuesta porque parece que Courmayeur no llega pero
sí, después de unas cuentas “s” y vueltas, pisas en las asfalto, sonríes, y
sabía que había llegado para mi mentalmente, al 1er objetivo de la carrera, km
77.1, eran las 10.06 y cerraban a las 12.00, genial porque el año pasado llegué
rendida con apenas 15’ de margen sobre la hora de cierre. Allí tenía mi bolsa
con mis cosas y dado que tenía tiempo de sobras, decidí tomarme mi tiempo para
lo que necesitaba, cambio de calcetines, quitando barro y poniendo previamente
vaselina, un poco de higiene, cambio de ropa, comer bien, coger ropa y comida
de la 2ª parte de la carrera, a partir de aquí volvía a comenzar otra carrera,
reset de mente y cuentaquilómetros a 0 de nuevo.
Y justo
cuando iba a salir me crucé con Toni que me propuso ir juntos, ya le dije que
yo no estaba igual que el de forma pero me dijo que no le importaba y que le
apetecía que fuésemos juntos y ya tiraría si veía que no llegábamos, así que
genial poder compartir la carrera con él.
Ahora
tocaba la corta pero dura subida a Bertone porque suele coger en franja de
calor y ya con cansancio acusado, pero poco a poco fuimos haciendo y llegamos,
hidratar bien y salir, ahora volvía a venir otra etapa de vistas increíbles,
medio llaneando hacía Bonatti, eso escasos metros de subida a Bonatti incluso
cuestan sabiendo que en nada vendrá bajada a Arnuva. En Bonatti, km 89.3, ya
eran las 14.12 del mediodía, comer algo rápido, y salir.
Miraba el
reloj y sabía que los primeros ya estaban entrando a meta y a mí me quedaban
seguramente el doble de horas pero ese hecho tampoco me hundía sino que me
alegraba por ellos y esperaba que fuesen los que tenían en mente.
Ahora un
poco de subida y bajada hacia Arnuva, recuerdo en 2011 hacer esta bajada de
noche y corriendo rapidísimo para intentar llegar a tiempo, una locura, íbamos
una fila muy compacta de corredores que íbamos ansiosos de no quedarnos fuera
de control y en cada curva los dábamos todo y llegamos creo con unos 15’ de
margen porque habían alargado por el mal tiempo.
Esta vez
llegamos a Arnuva con menos estrés, km. 94.5, eran las 15.23 y cerraban a las 17.15,
así que todo y no ir al ritmo de la 1ª
parte de la carrera, manteníamos un buen cojín de tiempo. Era genial escuchar
los gritos de los hijos de Esteve y Alberto, daban una gran energía positiva
(gràcies nois!!)
Aquí me
tomé el 2º “café de mi vida”, el 1ª fue subiendo al Campo Base del Everest con
leche de jak,y este fue el 2º, notaba la presión muy baja y junto con el sueño,
necesitaba un chute de energía y parece que fue bastante bien.
Ahora sí,
Grand Col Ferret, subida intensa pero que me gusta muchísimo.
Es ir haciendo,
agradecida, mítica, que me aporta muy buenos recuerdos, a mis amigos franceses,
a mis compis de aventura Andreu y Patrick, a la carrera del 2010 que llovía
intensamente… .
Y entre recuerdos y esfuerzo llegamos arriba, 2.525metros, el
punto más alto de la carrera, eran las 17.00 en punto, y llevábamos 23h30’ de
carrera y 99km.
Ahora larga
bajada hacia La Fouly, este control también me gusta mucho, aunque me trae
“malos recuerdos” cuando me descalificaron en 2011 por 3’ porque llegué tarde
por esperar a un amigo que se hizo daño. Es un pueblo muy bonito, en 2008
también habíamos hecho parado durante la travesía del TMB a tomar unas cervezas
en el bar que encabeza el pueblo que siempre tiene gran ambiente.
Llegamos a
las 19.02, Julián y Xavi se habían juntado con nosotros pero ellos salieron antes
del control y yo esperé a Toni que se hizo una cura en el podólogo. La
temperatura era fresca y ya tocaba ponerse algo porque al parar cogías frío.
Seguíamos
bajando hacia Praz, todavía de día. Y una vez “tocamos fondo” de nuevo subida a
Champex, era mi 2ª meta de la carrera, llegar a Champex ya casi significaba que
la carrera estaba hecha, al salir quedarían poco más de 43km.
Llegamos a
Champex a las 22.37, “hora de cenar” ;) Aquí aproveché para comer pasta que
entraba bien, me puse la camiseta térmica, y con “despertador” y Toni al lado
por sino lo escuchaba, “dormí” 5minutos,lo necesitaba, tenía sueño y ya los
ojos se iban cerrando aún tomando Coca Cola, té, más café…
Aquí
estuvimos casi 40’ para reponer fuerzas y salimos, llegaba la 3ª y última parte
de la carrera, sería duro porque las fuerzas ya flaqueaban pero la ilusión
esperaba que fuera la fuente de energía que necesitaba.
Ahora
pequeña subida y bajada, y larga subida y bajada hasta Trient, íbamos a un
ritmo lento pero intentaba que fuese continuo.
La noche
era un poco más fría que la anterior, quizás también porque el cuerpo ya estaba
más tocado.
A los lados veíamos a corredores sentados en
piedras, apoyados en los palos… todos ellos con los ojos cerrados,
entreabiertos… el cansancio ya hacía mella en todos nosotros.
Y llegamos
a Trient después de una bajada muy poco agradecida, estábamos ya en el km
138.9, eran las 03.44 y este control cerraba a las 07.00, así que íbamos
bastante bien todo y que seguíamos avanzando muy lentamente.
Aquí sí que
volvía a necesitar cerrar los ojos y descansar, 10 minutos, prefería dormir que
comer, aunque lo hice todo. Me alegraba que aún llevando ya 34 horas de carrera
el estómago continuase admitiéndome comida.
Y ahora
para mi llegaba la peor parte de la carrera porque se me hizo dura, muy dura,
se cerraban los ojos literalmente, no era capaz de mantenerlos abiertos, me
tropezaba con piedras, le dije a Toni que necesitaba sentarme en una piedra y
volver a cerrar los ojos 5’ y él no dudó en pararse conmigo y esperar a que
pasaran esos 5’ que yo tanto necesitaba.
Y seguíamos
hacia arriba, esta parte era nueva, ya habían avisado días antes que esta parte
de la carrera la cambiarían, la famosa interminable subida a Bovine, que me
recordaba a mi amigo Patrick.
Llegando
arriba, tuvimos que abrigarnos más aprovechando un fuego que había, la noche
empezaba a irse y se notaba mucho frío, el viento nos acompañaba además de la
niebla.
Genial haber tocado techo, 2.034 metros, y empezaba la bajada, de nuevo
Julián y Xavi con nosotros, el sueño seguía siendo intenso aunque empezase a
clarear, incluso las fuerzas mentales me fallaban, estaba agotada, me tropezaba
con cada piedra que había, no sabía qué hacer.
Se me hizo
eterna la bajada… De nuevo los hijos de Alberto me provocaron esa sonrisa que
tanto necesitaba para coger fuerzas.
Entramos en
el avituallamiento, volvía a ser de día. Eran las 07.48, llevábamos 38h16’ y
150 quilómetros, sabía que quedaba muy poco pero también sabía que no sabía de
dónde sacar las fuerzas.
Dormí de
nuevo, esta vez 5’ que se volvieron a hacer eternos, me fueron genial! Desayuné
y salimos, íbamos con tiempo de sobra pero tampoco quería apurar al máximo.
Tocaba primero una ligera subida y luego ya la conocida Tête Aux Vents, las
otras veces la había hecho de noche o amaneciendo, nunca tan de día. Estaba
bastante nublado pero no llovía.
La gente seguía animándonos por el camino y costaba
dejar escapar una sonrisa.
Pero para
arriba, la ilusión empezaba a hacerme despertar, y poco a poco la 1ª subida
suave hacia Col des Montets parece que fui recuperando fuerzas y en el momento
que cogimos ya la subida de verdad empecé a recuperarme mejor, no subía rápido
pero tampoco demasiado lenta, lo suficiente como para ir avanzando kms.
Veías gente
muy tocada y otros que avanzaban veloces como si acabase de empezar la carrera.
Es una
subida psicológicamente dura porque tiene bastantes escalones y nunca acabas de
llegar arriba, siempre sigue habiendo una curva con una señal más arriba, hasta
que por fin ves el cartel que pone “La Flégère” y ahora sí, te das cuenta se
acerca el momento… el gran momento…
Empezamos a
bajar, hacía bastante fresco por la neblina y el viento pero con el chaleco y
la térmica era soportable, estaba lleno de barro y agua a pero ya daba igual
mojarse o pringarse más, por el medio sin pensar, lo importante era bajar lo
antes posible, estaba muy cansada pero había rebifado, quizás la ilusión o la
sobredosis de cafeína que empezaba a hacer efecto a lo grande… Increíble cuando
ya vi a lo lejos el control de La Flégère, quedaba una última subida pero no
importaba, la ilusión me subía para arriba sin pensar. La gente seguía
animando, ya en el control, eran las 11.51, quedaban apenas 7 quilómetros de
dura bajada por el desgaste que llevábamos de piernas pero estaba hecho!
Para
celebrarlo y como tenía algo de hambre, me comí una bolsa de patatas que muy
amablemente me dieron las personas del avituallamiento que sonreían al vernos.
Recuerdo en mi primera CCC que en este control el médico me vio tan agotada que
incluso dudó en dejarme continuar pero al final al ver mi cara de ilusión
cedió.
En cambio
este año, incluso llevando el doble de quilómetros, me encontraba mucho mejor.
Empezamos a
bajar, sin prisa pero sin pausa, intenté trotar 1-2 quilómetros pero vi que no
era una buena idea, tenía muchas molestias en el tibial derecho y tampoco iba a
ganar mucho, así que ritmo de caminar rápido y ya está. Me sorprendía ver como
corredores podían todavía bajar corriendo porque si aquí podían correr es que
quizás podrían haber apretado más anteriormente y ya estar en meta, o que
quizás habían tenido tiempo de dormir y recuperar algo.
Fuimos
bajando, por el camino veías y amigos/familiares de corredores que les
esperaban con una enorme sonrisa, yo ya visualizaba la meta, mis amigos, esas
calles llenas de gente… Mientras bajaba veía a Toni delante de mío y pensaba lo
gran amigo que era por cómo me había ayudado tanto aquí como en el desierto de
Atacama, compañeros así es difícil de encontrar, quizás sólo en este mundo de
la larga distancia? Y como años anteriores, me hizo muuucha ilusión que antes
de llegar a tocar asfalto estuviese esperándome Andreu, uno de mis mejores
amigos y compañero de mi vida de Ultratrails desde el principio, con quién
comencé a correr larga distancia hace años, otros años había estado aquí con su
familia animándome. Allí estaba con una sonrisa, el había abandonado en Lac
Combal y me había ido siguiendo (mil gràcies Andreu!!).
Y estos
últimos metros de bajada que tanto dolían, me acompañó, mientras me hablaba
conseguía olvidarme del dolor del tibial… y pisamos asfalto! El gran momento
estaba a punto de llegar, Andreu se fue para la salida y Toni y yo empezamos a
disfrutar de nuestro momento, de esos gritos de felicitación y de ánimo, eran
tan feliz en ese momento, quería vivirlo al máximo, exprimirlo, poner el stop y
el repeat… A partir del río empezamos a correr con las fuerzas que nos
quedaban, todo eran increíble, aplausos, gritos, voces y caras conocidas,
nuestra imagen por la pantalla y nuestro nombre por el micro….
Cruzábamos la meta del Ultra-Trail du Mont-Blanc, mi
carrera, mi lugar… FELIZ! MUY FELIZ!! Después de 43 horas y 59 minutos.
Mis amigos
de Chamonix, amigos de carreras, amigos de alrededor del mundo, compis de
aventuras, compañeros de trabajo… todos estaban allí para felicitarme, para
darme ese brazo y compartir mi alegría, y el momento que te dan el chaleco de
Finisher, sabes que lo eres, que lo has conseguidos… fotos, risas, lágrimas…
todo vale!
Tocaba
ahora disfrutar del momento, sacar el móvil de la mochila después de casi 44 horas
y compartirlo con la gente que querías, que aunque no estuvieran allí sabías
que te habían estado apoyando desde la distancia.
Había
quedado 1178 de la clasificación general de 1578 corredores que llegaron a meta
(de 2.300 salidos). 31 de mi categoría y en el puesto 65 de 114 mujeres que
llegaron a meta.
Mil gracias
a todas esas personas que me ha ayudado a llegar hasta aquí y apoyado desde el
principio y durante la prueba, y a los que no habéis podido estar allí pero sé
que estabais en la distancia, a los que habéis compartido mi felicidad,
GRACIAS!
Y como no a
esas marcas que confían en mi sin ser una corredora élite (Diabalance, Salomon y Suunto, y también la colaboración de Salice y Lurbel) y a los medios de comunicación que creen que mis sueños
son noticia, GRACIAS! Y a la persona que me ayuda en mi preparación física
(Albert!) y al equipo de Fisiocam, gracias!
TO BE
CONTINUED… ;)